CONTRAFUEGO … “Inocua comedia gringa” por Aurelio Ramos Méndez

A nadie le extrañe si en la próxima ceremonia del Oscar el canciller gringo Antony Blinken recibe el premio a Mejor Actor. Orillado por republicanos y éstos azuzados por vendepatrias mexicanos, ha cumplido de manera brillante su papel en la comedia de tundirle a México para ganar votos. Nada de qué preocuparse, sin embargo.

El presidente López Obrador reaccionó con la energía que se espera de cualquier mexicano, más aún si se trata del Jefe del Estado, a la bobería del informe sobre derechos humanos del Departamento de Estado, y Blinken, que hasta ahora se había mostrado amistoso, hizo la pantomima de doblar el cogote y embestir con fuerza.

Deploró medidas de nuestro gobierno con relación a la terminal marítima quintanarroense de Punta Venado, concesionada a la empresa Vulcan Materials, de las cuales dijo que podrían tener un efecto “paralizante” respecto a las inversiones estadunidenses en nuestro país. Histrionismo puro.

Actuación que los opositores mexicanos celebraron con fanfarrias… y con descaradas distorsiones de los dichos del tabasqueño. 

Amlo expresó que el informe, según el cual en México impera la tortura, se consiente a narcos y se asesina periodistas, fue elaborado por “un departamentito dentro del Departamento de Estado”; es decir, por una instancia muy, muy menor, una unidad administrativa o algo así.

La mentirosa prensa anti-Amlo, no obstante, engañó sin recato a sus audiencias. Les dijo que el de Macuspana no sólo desdeñó sino que insultó al mismísimo Departamento de Estado, reduciéndolo a la triste condición de “departamentito”.

El activista de la derecha y presentador de Univisión, Jorge Ramos, criticó que tildara de “bodrio” al informe.

Y, como santiguándose por haber escuchado una blasfemia, el también líder de opinión de talla mundial según Fortune, escribió:

“…infantilmente le llamó “departamentito” al Departamento de Estado, encargado de la política exterior de la más rica superpotencia del planeta”.

Frente a tanta mendacidad, al actorazo Blinken no le quedó más remedio que ponerse bravo, pues de otro modo les daría oxígeno a los republicanos y ahuyentaría votantes.

Al hablar ante un subcomité de la Cámara de Representantes –foro en el cual funcionarios han respondido interrogantes de algunos de los congresistas más chafas– se dijo “muy preocupado por el trato que reciben nuestras empresas en México”.

Aludió así a la resolución de un juez favorable a la cementera Cemex –en pugna con Vulcan— para hacer valer, con apoyo de la fuerza pública, derechos de posesión postergados ¡veinte años!

Luego, recalcó que casos como este tienen potencial para impactar en “nuestra visión compartida de mejorar los medios de subsistencia en una de las regiones económicamente más desfavorecidas de México”.

Lo que sin perífrasis el gringo quiso decir fue que, con tal de proteger a la abusiva compañía de su país, la administración de Biden podría dejar de ayudar a combatir la pobreza en México.

Alguien debería recordarle al jefe del Departamento de Estado que ya hace seis años desde que Estados Unidos se comprometió a destinar cuatro mil millones de dólares de inversiones para el desarrollo del sur-sureste de México y Centroamérica, monto del cual ¡no ha fluido ni un solo centavo!

Los disparos de Blinken, en todo caso, son con perdigones.

El gobierno de turno en Estados Unidos no tiene –como no lo tendría ninguno, del color que fuese– ni el menor interés de confrontarse en serio con México.

Dada la fuerte relación económica y comercial bilateral, nuestro país se ha tornado indispensable para su vecino del norte.

Y, si bien una historia de abusos e invasiones previene que la potencia puede usar la fuerza si se le antoja, parece improbable por ahora que algo así pueda suceder.

Las principales exportaciones de México hacia Estados Unidos son las manufacturas (90% del total), entre las que sobresale la industria automotriz, hasta el punto de que es el principal proveedor de este sector en aquel país.

El segundo y tercer rubros lo ocupan los productos agropecuarios y la maquinaria y equipo, seguidos por el petróleo y la industria extractiva en general.

Añádase que por efecto del nearshoring –la producción lo más cerca posible del mercado de destino—a los güeros les resulta tres veces más rentable, en términos económicos y de empleos, colocar inversiones en México que en China.

Es así, debido entre otras cosas a que llevar desde el gigante asiático a EU productos terminados –lo cual implica transportación y nada más—deja menos que producirlos en México, pues esto dinamiza la economía y obliga a crear los puestos de trabajo que se demandan en infraestructura, logística y servicios asociados.

Y mejor ni hablar de las importaciones de México desde Estados Unidos…

En buen romance, esta nueva realidad significa que nuestros vecinos nos necesitan tanto como nosotros a ellos, y no hay más remedio que tolerarnos y sobrellevar en buenos términos una relación de por sí difícil.

El jolgorio opositor por la teatralidad de Blinken, de cara a los hechos, resulta un amargo desvarío.

A finales de 2022 el Senado de EU aprobó una partida de varios miles de millones de dólares para apoyar la instalación en México de empresas gringas orientadas a sustituir bienes que ahora producen en Taiwán.

¿Dejará el Tío Sam a estas firmas colgadas de la brocha por las grillas de republicanos y malquerientes de Amlo?

Por añadidura, una agresión armada –eso y no otra cosa significaría una eventual incursión militar en México en busca de narcos— tendría gravísimas implicaciones geopolíticas.

Involucraría de modo inevitable en el jaleo a China y Rusia, que entrarían en el pleito por su cuenta –tal como dolorosamente sucede ahora en Ucrania–, o induciría a nuestro gobierno echarse en brazos de ambas potencias.

¿Escalará EU hasta esos escalofriantes escenarios la crisis con su vecino del sur por chismes de mexicanos apátridas y gringos politiqueros?

No nos digamos mentiras. El gobierno gringo puede denominar terroristas o como quiera a los narcos, pero una acción militar en nuestro suelo parece imposible. Lo sabe Blinken y a eso juega.

BRASAS

Se ven pésimo los ministros de la Corte puntales de la oposición, en particular Javier Laynez Potisek, al recurrir cual huizacheros a chanchullos y leguleyadas para meterle palos en la rueda a la reforma electoral.

Reforma que, guste o no, fue aprobada por el Congreso por indiscutible mayoría, no sólo con todas las de la ley sino también con apego a los enjuagues y componendas propios de nuestro Legislativo, mismos que las bancadas opositoras conocen bien y practican con maestría.

¿Cuáles ardides legislativos? Precisamente los que ahora impugnan algunos de sus creadores, viejos lobos del Congreso como Santiago Creel y Beatriz Paredes, por mencionar a solo dos de ellos:

El “reloj legislativo”, la alteración inopinada del orden del día, la inclusión de asuntos sin publicación en la Gaceta, la dispensa de trámites por “urgente y obvia resolución”, entre muchas prácticas orientadas a abreviar y facilitar trámites, y hacer trampas cuando es necesario.

Todo este naipe de triquiñuelas fue empleado, como históricamente ha sucedido en el Legislativo –en su punto más álgido con las reformas estructurales de Peña Nieto– para sacar adelante el plan B de la reforma electoral, con –eso sí– indiscutible voto aprobatorio de la mayoría.

El rábula Laynez Potisek, sin embargo, decidió pasarse por la faja las facultades constitucionales de las cámaras representativas de la voluntad popular, de los ciudadanos y el Pacto Federal, y por sus pistolas dio entrada a las controversias constitucionales y suspendió la aplicación de la reforma.

Pisoteó no nada más las costumbres, reglamentos y Ley Orgánica del Congreso, sino la mismísima Constitución, con tal de favorecer el sector político al cual sirve desde su alto cargo.

Ansioso de figuración, aplausos y quizá obvenciones, el picapleitos incluso ordenó resucitar la legislación electoral derogada por el Legislativo, con lo cual puso a los adversarios de la 4T en estado de excitación.

Lainez ya tuvo respuesta clara, firme y merecida por el Ejecutivo federal; pero, en todo caso, consiguió entorpecer el curso de la reforma.

Veremos como desenreda la Corte esta madeja de argucias, toda vez que el Ejecutivo ya anticipó su decisión de impugnar las trácalas del abusivo ministro instructor, y es indiscutible que la razón le asiste.

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Ya se resolvió en primera instancia el pulso que libraban para quedarse con los despojos del PRI Alejandro Alito Moreno y Miguel Osorio Chong.

Ganó Alito. Osorio fue echado de la jefatura de su bancada en el Senado.

Esta expulsión tiene numerosas aristas.

Es mala noticia para el PRI, para la alianza opositora y para el combate a la corrupción y la impunidad. Y, en últimas, para la democracia. 

O sea, para el sistema político en cuya supuesta defensa han salido a las calles decenas de miles de ciudadanos, la ocasión más reciente el pasado 26 de febrero.

Sistema cuyo saludable estado dizque vigilan los consejeros del INE, con el verboso Lorenzo Córdova a la cabeza.

El golpe a Osorio es una vergüenza para el priismo.

No porque el hidalguense sea un político de gran estatura, sino porque su marginación prueba que el PRI ya es, abiertamente, una asociación para delinquir.

Y que son muchos los priistas que se sienten cómodos y hasta orgullosos de ser liderados por el inefable Alito

Personaje éste que destila corrupción y observa un comportamiento rufianesco y pedestre.

El caballazo a Osorio pone en un predicamento a la alianza opositora, pues habrá que ver si mantendrán negociaciones con Moreno los promotores de Va por México, capitaneados por Claudio X.

Y si seguirán del brazo y por la calle con el repulsivo campechano los dirigentes del PAN y del PRD.

Todavía tendrá que pasar mucha agua bajo el puente, pero ya es factible prever que la alianza opositora quedará reducida al amancebamiento de panistas y perredistas, y nadie más. Es decir, una suma de cero más cero.

Resulta previsible que priistas de base emigrarán hacia otras formaciones, la mayoría a Morena.

En la coordinación de senadores del tricolor quedó Manuel Añorve, achichincle de Manlio Fabio Beltrones.

Inscríbase, por lo mismo, al salinista Beltrones como eventual portaestandarte en 2024.

Lo mismo que a Claudia Ruiz Massieu, sobrina de Salinas, quien por ahora cumple la farsa de apoyar a Osorio.

Anótese también entre los ganadores momentáneos del pugilato Alito-Osorio a José Murat Casab. Porque hasta las piedras conocen las compincherías del exgobernador de Oaxaca con Alito.

Con lo cual puede aventurarse que el junior Alejandro Murat Hinojosa ya amarró candidatura y quizá atrapará hueso en el Senado.

Osorio ha dicho que dará la pelea. No se ve cómo. Tendrá que recalar en Morena…o en algún reclusorio.

¡Cómo que por qué! Pues porque tiene problemas con la justicia y se ha vuelto vulnerable al estar desconsoladoramente solo. 

Su renuncia fue aceptada por toda la bancada, cuyos integrantes –ya está claro—han perdido por entero la vergüenza.

RESCOLDOS

Curioso el acoso y la violencia política de género en contra de Bertha María Alcalde. Opositores intentan bloquear su legítima aspiración de presidir el INE, debido a su parentesco con la secretaria del Trabajo y la supuesta cercanía con la 4T. ¿Se habrán percatado sus furibundos críticos del nepotismo reinante en nuestro sistema político y de gobierno? ¿De cómo se heredan y transfieren capitales políticos? ¿Cómo hijos suceden a padres en gubernaturas y hermanos o cónyuges forman parte incluso de una misma legislatura? 

Curiosa también la unilateral certificación global de Estados Unidos sobre derechos humanos y libertad de expresión. Tiene preso a Julian Assange y amenaza con prohibir Tik Tok en su territorio. Descaro. Algo así como rogar por la voluntad de Dios en los bueyes del compadre…

aurelio.contrafuego@gmail.com

 

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