
Autopista Cuacnopalan–Oaxaca: Una vía mortal marcada por accidentes, inseguridad y abandono estructural
La autopista Cuacnopalan–Oaxaca, con solo dos carriles, se ha convertido en una trampa mortal para miles de conductores. La saturación vehicular, las constantes fallas estructurales y la falta de ampliación han derivado en choques mortales, deslaves y asaltos violentos. La falta de infraestructura moderna la hace una de las carreteras más peligrosas del sur del país, donde el tránsito pesado y las condiciones geográficas se combinan con un alarmante abandono institucional.
Construida por Ingenieros Civiles Asociados (ICA) e inaugurada en 1994, la autopista de 243 kilómetros fue vista como un avance importante en conectividad. Otras firmas como MACCAFERRI y Constructora Cota han intervenido en mantenimiento, pero los problemas estructurales persisten. Taludes inestables provocan constantes desprendimientos de roca y deslizamientos de tierra, obligando a cierres parciales y aumentando el riesgo de accidentes graves en todo el trayecto.
Operada actualmente por Caminos y Puentes Federales (Capufe), la autopista está concesionada al Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin) hasta el año 2071. Esta concesión limita la intervención directa del gobierno federal en su modernización. Mientras tanto, el colapso operativo y el aumento del flujo vehicular siguen sin solución. Las estadísticas lo confirman: solo en 2023 se registraron 49 choques, con un saldo de 14 personas muertas y 37 heridas.
A la peligrosidad vial se suma la creciente inseguridad. En marzo de 2024, fueron hallados nueve cuerpos en la vía, seis de ellos jóvenes originarios de Tlaxcala. Además, transportistas reportan hasta 16 asaltos diarios solo en el tramo Tehuacán–San José Miahuatlán. La Federación de Transportistas Mexicoamericana denuncia el uso de violencia extrema por parte de grupos criminales para perpetrar robos.
La urgencia de ampliar la autopista a cuatro carriles y mejorar su infraestructura es crítica. Las cifras de víctimas, tanto por accidentes como por violencia, reflejan un deterioro alarmante. La falta de inversión y voluntad política amenaza no solo la seguridad de quienes transitan por la Cuacnopalan–Oaxaca, sino también la conectividad y economía de una de las rutas clave del sureste mexicano.
CONCESIÓN DE LA MUERTE
El gobernador de Puebla, Alejandro Armenta Mier, calificó como una “concesión de muerte” el contrato que regula la autopista Cuacnopalan-Oaxaca, donde un reciente accidente cobró la vida de 21 personas, incluidos nueve maestros y dos elementos de la Guardia Nacional. Señaló que esta tragedia refleja las consecuencias de una infraestructura insuficiente y una gestión vial entregada a intereses privados sin responsabilidad operativa.
Armenta denunció que el título de concesión, firmado por gobiernos anteriores, favorece a empresas sin exigirles mejoras urgentes, como la ampliación de carriles, pese al incremento del tráfico. Agregó que esta situación también ocurre en la autopista Amozoc-Perote, donde han sucedido múltiples siniestros viales debido a condiciones deficientes y a contratos que no garantizan la seguridad de los usuarios.
El mandatario explicó que las decisiones para mejorar la infraestructura están sujetas a la voluntad de la concesionaria, lo cual calificó como “corrupción heredada del viejo régimen”. Aunque no presentará recursos legales por la falta de garantías en el Poder Judicial, aseguró que su gobierno seguirá señalando los abusos que atentan contra el interés público y la vida de los ciudadanos.
Armenta expresó su solidaridad con las familias de las víctimas y urgió al gobierno federal a revisar los contratos de concesión. Subrayó que si no se exige a las empresas ampliar y modernizar las autopistas, continuarán ocurriendo tragedias como la del reciente accidente, alimentadas por omisiones y negligencias institucionales.