
Policía de CDMX recurrió a violencia desproporcionada contra jóvenes de la marcha de la Generación Z, denuncian activistas de DH
La movilización nacional de la Generación Z en la Ciudad de México terminó marcada por un operativo policial considerado excesivo por organizaciones de derechos humanos y Artículo 19.
Aunque la marcha transcurrió en su mayoría de forma pacífica y con miles de jóvenes vestidos de blanco, la violencia estalló cuando los contingentes llegaron al Zócalo y se agudizó durante su retirada por calles aledañas, donde varios jóvenes fueron perseguidos y detenidos cuando simplemente intentaban volver a casa.
De acuerdo con reportes, videos y testimonios de manifestantes, periodistas y defensores de derechos humanos, los elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) recurrieron a gases lacrimógenos, polvo químico de extintores y golpes con toletes para dispersar a los asistentes.
Las agresiones no se limitaron al reducido grupo de encapuchados que derribó vallas con martillos y esmeriles, sino que alcanzaron a familias con niños, personas con discapacidad y comunicadores. La asfixia, el pánico y las estampidas improvisadas se propagaron rápidamente en la plancha del Zócalo.
Los incidentes más graves ocurrieron durante el repliegue. Testigos denunciaron que policías avanzaron por calles como 5 de Mayo y Monte de Piedad persiguiendo a jóvenes que se habían retirado de manera pacífica.
Varios videos muestran a elementos realizando detenciones arbitrarias y golpeando a manifestantes ya dispersos, algunos de ellos estudiantes que intentaban regresar a sus domicilios. Aunque no hay confirmación de detenciones masivas, sí se documentaron aseguramientos que no han sido reportados por las autoridades.
Los heridos oscilan entre 15 y 22, según recuentos preliminares. Entre los casos más visibles, una joven sufrió fractura nasal por un impacto directo de un granadero, mientras que al menos cuatro periodistas resultaron agredidos, incluidos dos de Azteca Noticias.
Aunque no se han reportado heridas graves, las lesiones faciales y corporales son recurrentes en los registros audiovisuales difundidos la tarde del 15 de noviembre.
La jefa de Gobierno, Clara Brugada, justificó el operativo como una “contención ante provocadores”, pero especialistas consideran que la intervención policial no distinguió entre agresores y manifestantes pacíficos, constituyendo un patrón de represión contra el derecho a la protesta.
Artículo 19 y otras organizaciones cuestionaron la falta de protocolos diferenciados y el uso de fuerza letal química contra población civil desarmada.
En redes sociales, la indignación creció bajo etiquetas como #RepresiónGenZ, amplificada por videos que muestran a policías empujando, golpeando y encapsulando a contingentes que entonaban consignas pacíficas.
Hasta las 17:00 horas de este sábado, la SSP no ha presentado un informe completo de lo ocurrido, aunque autoridades realizan una conferencia improvisada para responder a los señalamientos de abuso.
Lo que inició como una marcha juvenil pacifica por la justicia y contra la violencia terminó exhibiendo una contradicción brutal: la fuerza del Estado golpeando precisamente a quienes salieron a exigir que la violencia no siga marcando el futuro del país.

