
Volcadura de camión con basura sobre la carretera Oaxaca-Istmo evidencia uso del CIRRSU sin estar en operación
La volcadura de un camión de basura en la carretera Oaxaca-Istmo ha puesto de manifiesto una preocupante situación ambiental en Oaxaca. A pesar de no estar terminado ni en funcionamiento, el Centro Integral de Revalorización de Residuos Sólidos Urbanos (CIRRSU) en San Pedro Totolapam ya estaría recibiendo desechos sin los permisos ambientales necesarios y sin procesarlos adecuadamente, según denuncias en redes sociales.
Esta situación sugiere un presunto incumplimiento de las regulaciones ambientales por parte del gobierno de Salomón Jara en la construcción del CIRRSU y del centro de transferencia en Santa Cruz Xoxocotlán. Vecinos de esta última localidad han denunciado represión por protestar contra lo que consideran un basurero a cielo abierto.
El accidente en la carretera federal 190, captado en video por un pasajero, revela un posible delito ambiental del gobierno de supuesta “Primavera oaxaqueña», como se autodenomina la administración actual.
El camión volcado, perteneciente a las unidades que operan en el tiradero a cielo abierto del mercado de abasto –un foco de contaminación sin resolver en dos años de la administración de Jara–, transportaba toneladas de basura hacia Totolapam. Se presume que, aprovechando la menor circulación vehicular en la zona debido a la nueva autopista, el traslado se realiza de manera oculta, bajo las órdenes del secretario de Gobierno, Jesús Romero López.
DEl objetivo sería «ahorrar» los costos del traslado a Puebla, depositando los residuos en las barrancas de Totolapam, con la promesa de saneamiento futuro y obras para la comunidad una vez que el CIRRSU opere.
El CIRRSU, promocionado por funcionarios como un proyecto beneficioso para las comunidades, fue presentado a periodistas como una solución ejemplar. Sin embargo, la desconfianza de las poblaciones locales obligó a reubicar el proyecto a 190 kilómetros de la capital, a cuatro horas de distancia para los camiones de carga, como el que recientemente se accidentó.
Un proyecto de esta magnitud normalmente sería publicitado e inaugurado por el gobernador, incluso sin estar completamente terminado. Sin embargo, la información sobre el CIRRSU en Totolapam es escasa, sin fotografías del avance de las obras en las conferencias matutinas donde, según se denuncia, se difunden falsedades y proyectos inexistentes, como el supuesto C5 abandonado en el periférico por falta de presupuesto.
La existencia de basureros clandestinos o a cielo abierto representa un grave peligro ambiental y sanitario para la población. La elección de Totolapam como destino de este vertedero podría estar relacionada con la influencia de grupos con intereses económicos en obras públicas, quienes habrían pasado de actividades ilícitas a sindicatos de materiales, apoyando la llegada al poder de la actual administración.
Dependencias como la Profepa, encargada de la protección ambiental, carecen de recursos y autonomía, supeditadas a las directrices gubernamentales. Esto limita su capacidad para abordar problemas prioritarios como la contaminación de ladrilleras, el transporte público, el río Atoyac, la inoperatividad de plantas de tratamiento y los vertederos gestionados directamente por el gobierno estatal y sindicatos.
Tampoco se aborda la quema anual de tiraderos a cielo abierto para reducir su volumen, ni la actuación de la PROPAEO, señalada por multar empresas para obtener «donaciones» a cambio de conmutar sanciones.
Este incidente y las denuncias evidencian una vez más el desinterés por el cuidado del medio ambiente, la falta de acciones concretas para mitigar la contaminación y la inconsistencia entre el discurso oficial del gobernador sobre la protección del entorno y la salud pública en Oaxaca y la realidad de la gestión de residuos.