Trump amarra «voto machista» gracias a los «MAGAmachos»

Trump amarra «voto machista» gracias a los «MAGAmachos»

El magnate republicano busca atraer el voto machista en las elecciones, promoviendo una imagen hipermasculina y combativa; su enfoque contrasta con la candidatura de Kamala Harris

Elogia a los autócratas, se junta con estrellas de las artes marciales y su mayor cumplido es llamar a alguien «luchador». Donald Trump va en busca del voto machista en las elecciones de noviembre, y está funcionando.

El magnate inmobiliario y expresidente (2017-2021) forjó durante mucho tiempo una imagen a menudo caricaturesca e hipermasculina, que incluye, de manera más controvertida, alardear de agresiones sexuales.

Ahora, cuando se avecinan las elecciones estadounidenses del 5 de noviembre, en las que la demócrata Kamala Harris compite por convertirse en la primera mujer presidenta del país, los poderes machistas de Trump están a prueba.

Harris está viendo un alza en el apoyo femenino e hizo de la cuestión del derecho al aborto un tema central de la campaña. Trump, mientras tanto, apunta sin complejos a la parte del electorado que ama las criptomonedas, los combates violentos de artes marciales mixtas de la UFC (Ultimate Fighting Championship), y piensa que la sociedad se volvió demasiado femenina y «woke» (progresista consciente).

«Él le habla a nuestra generación», resalta el militante Nick Passano, presente en el mitin de Make America Great Again (MAGA) de Trump en Johnstown (estado de Pensilvania), el viernes pasado. Este hombre barbudo figura en primera fila junto a otros cuatro milenials inversores en criptomonedas. Son los autodenominados Maga Boyz.

«Tenemos que dar el tono sobre lo que queremos que nuestros hijos emulen, que es hombres fuertes y masculinos. Y él representa eso», explica Passano (37), uno de los varios hombres que hablaron con la AFP sobre la «manósfera» (red de colectivos, medios y comunidades que promueven la masculinidad) que se alinea con Trump.

Llevaban camisetas con imágenes explícitas, como Trump haciendo el gesto del dedo del medio, y afirmaron que ya no se deberían soportar «más tonterías».

Puede parecer exagerado que un jugador de golf multimillonario, de 78 años, se haga pasar por chico malo, pero Trump sabe más que cualquier otro político estadounidense sobre marketing y presencia en los medios.

Su respuesta tras ser condenado por 34 cargos de delitos graves en Nueva York en mayo pasado fue asistir días después a un combate de la UFC, siendo recibido por un estruendoso aplauso de los casi 16 mil espectadores.

Y durante la Convención Republicana, en julio, apenas días después de que Trump fuera herido en un intento de asesinato a tiros durante un acto, el ícono de la lucha libre profesional Hulk Hogan se arrancó su camiseta para exhibir su musculatura y aclamar a Trump como «gladiador».

Los votantes, al parecer, están atentos: una nueva encuesta de ABC News/Ipsos muestra que Trump supera a Harris por cinco puntos entre los hombres, mientras que la actual vicepresidenta lidera entre las mujeres por 13 puntos.

La estrategia de Trump: ataques racistas y sexistas contra Harris

Cuando el presidente estadounidense, Joe Biden, todavía estaba en liza por la reelección, la estrategia de Trump fue inequívoca. Aunque era apenas más joven que el demócrata, lo criticó por ser débil y senil, y se deleitó con la paliza que le propinó durante su debate televisivo en junio. Esto generó el movimiento partidario que forzó la renuncia del gobernante como candidato.

La entrada de Harris, de 59 años y elegida por Biden como reemplazo, significa que Trump se debe enfrentar a alguien mucho más joven. Trump también tiene que lidiar con el riesgo de que su estilo descarado se le vuelva en contra al tener una oponente femenina y negra.

Según Paul Johnson, profesor de comunicaciones de la Universidad de Pittsburgh, Trump no cambiará de tono.

El republicano está impulsando la «visión trumpiana del mundo», declaró Johnson a la AFP: un mundo «desagradable» y donde «los ‘verdaderos estadounidenses’ deben estar listos para luchar por él, decir verdades incómodas y racistas sobre el mundo y, si es necesario, usar la violencia».

Esto se refleja en las frecuentes publicaciones de Trump en redes sociales y medios con ataques crudos y sexualizados contra Harris y su intento de jugar la carta racial al cuestionar si la demócrata es realmente negra.

Sin embargo, para los jóvenes asistentes al mitin de Johnstown, eso es simplemente la muestra de Trump sin miedo.

«Creo que el hecho de que sea él mismo es la razón por la que me gusta tanto», dijo Wyatt Waszo, empleado de restaurante, de 21 años.

El movimiento machista va mucho más allá de Trump.

Las afirmaciones de Trump sobre que los demócratas están desechando la masculinidad y acabando con las profesiones obreras dominadas por hombres, como la industria y la minería, resuenan en las comunidades del cinturón industrial, estratégicas desde el punto de vista electoral.

Es un mensaje que se repite en innumerables programas de radio de derecha y podcast influyentes sobre el llamado «malestar masculino».

Es una reacción contra la globalidad y movimientos por los derechos de las mujeres y de los negros como #MeToo y Black Lives Matter, respectivamente, explicó Kristin Kobes Du Mez, profesora de historia y estudios de género en la Universidad Calvin.

«El juego de Trump es aprovechar el miedo (de los electores) a perder lo que se tiene», alegó.

Una encuesta PerryUndem realizada por investigadores no partidistas en 2023 muestra que 82% del electorado republicano masculino cree que la sociedad actual castiga a los hombres «solo por actuar como hombres».

*Con información de El Universal 

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