¿Qué es la Guelaguetza?
La Guelaguetza de los Lunes del Cerro
Los hombres y mujeres de las ocho regiones del estado hacen en esta fiesta una ofrenda a los habitantes de la Ciudad de Oaxaca que los reciben gustosos. De los Valles Centrales, de La Cañada, del Papaloapan, de La Mixteca, de La Costa, del Istmo de Tehuantepec, de las Sierras Norte y Sierra Sur llegan a ofrendar los productos de la Tierra a sus anfitriones.
Al parecer, estas fiestas tienen su origen en la época colonial y están relacionadas con la llamada “Fiesta de Corpus Christi” del templo del Carmen Alto, que los Carmelitas construyeron en las faldas de un cerro al que los zapotecas habían llamado de la Bella Vista, y se celebraba el lunes siguiente al 16 de julio, que se celebra en el rito católico de la Virgen del Carmen y se repetía ocho días después en la llamada “octava”.
A estas festividades, pronto se agregó el entusiasmo de los indígenas residentes en los pueblos que circundaban la Ciudad, particularmente los de “Guaxaca”, que era la capital del Marquesado del Valle concedido a Hernán Cortés por el rey de España y el de Xochimilco, que había sido fundado en 1521, por órdenes del propio Cortés, al norte de la mencionada Ciudad.
Los indígenas mantenían sus tradiciones, según las cuales, celebraban una festividad dedicada a Centéotl, diosa del maíz tierno o elote, a quien hacían grandes honores y ofrendas.
Recientemente se han agregado a estas fiestas otros espectáculos folklóricos para esparcimiento popular, tales como el desfile de las delegaciones organizado a la manera de la tradicional Calenda y que se lleva a cabo el sábado anterior a cada Lunes del Cerro. Esta Desfile lo encabeza la “marmota” que es un gran farol de forma esférica cubierto de tela y le acompañan los “gigantes”.
Las Chinas Oaxaqueñas, que son mujeres de la ciudad, engalanadas portan canastas enfloradas acompañadas de su banda de música y de los coheteros que van anunciando su paso con sonoras explosiones.
A continuación les acompañan los representantes de cada una de las ocho regiones que participarán en la fiesta, precedidas de la banda de música propia de su región. Con anterioridad se lleva a cabo la elección de la Diosa Centéotl, quien presidirá las fiestas gracias a su conocimiento sobre las tradiciones de su pueblo, por sobre todas sus cualidades. Participan en esta elección mujeres de las ocho regiones.
La inevitable interrelación entre los españoles e indígenas y el empeño de los evangelizadores para hacer aceptable la imposición de los ritos católicos, hizo posible el fomento de un culto en el que se incorporaron elementos de la tradición indígena, haciendo más festivos y espectaculares los actos litúrgicos externos, desde el momento en que indios, negros y españoles empezaron a convivir más intensamente.
Por su parte, los habitantes de la Ciudad de Oaxaca salen de sus casas para dirigirse al Cerro del Fortín, lugar en donde se celebra la fiesta y en el que ya se encuentran instalados diversos puestos de comida invitando a disfrutar de unas enchiladas con tasajo, tamales, empanadas de mole amarillo, atoles o café antes de la fiesta, mientras la marimba y los chirimiteros dejan escapar las notas de la música oaxaqueña creando un ambiente festivo y alegre.
Entre el primer lunes y el segundo de la fiesta al que llamamos “octava”, tienen lugar diversas actividades tales como muestras gastronómicas, artesanales, deportivas, representaciones costumbristas de las diversas comunidades del estado, así como exposiciones, conciertos y otra serie de actos de trascendencia cultural organizados por las instituciones que difunden la cultura y el deporte de Oaxaca en todas sus manifestaciones.
En la “octava” o segundo Lunes del Cerro, se repiten el desfile de Delegaciones y La Guelaguetza.
Esta nota se publicó originalmente en Vive Oaxaca