Maestra asesinada en Juchitán exhibe errores de estrategia del Operativo Sable con 500 elementos desplegados
Este viernes 14 de noviembre, cerca de la medianoche, la maestra chiapaneca Adriana de Jesús, de 53 años, fue asesinada a balazos en el estacionamiento de un Oxxo en la colonia Zapandú, en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.
El crimen ocurrió pese al Operativo Sable: despliegue de más de 500 elementos federales y estatales que, en teoría, debían blindar esa ciudad istmeña.
La madrugada del viernes, fueron ejecutados dos mototaxistas y sus cuerpos arrojados envueltos en bolsas de plástico en el camino a Ixhuatán. Esto, a pesar de los filtros policiales y patrullajes que, en teoría, debían garantizar seguridad a la ciudadanía juchiteca.
Testigos y el acompañante de la víctima relataron que un asaltante solitario se acercó al vehículo al ver la tienda cerrada. Tras un forcejeo por las pertenencias de la pareja, el agresor disparó a quemarropa, alcanzando a la docente en abdomen y pecho.
Versiones alternas señalan que un segundo sujeto, a bordo de una motocicleta, habría colaborado en la huida, evidenciando la capacidad de los delincuentes para operar aun con el despliegue de seguridad.
Adriana de Jesús, profesora de secundaria, había llegado al Istmo para disfrutar de las festividades de la Vela Muxe, una de las celebraciones más representativas de la región.
Su asesinato ha causado indignación entre la comunidad educativa y sus seres queridos, que la recuerdan como una mujer comprometida, solidaria y valiente, ahora víctima de una violencia que no cede ni con operativos reforzados.
Corporaciones municipales, estatales y la Guardia Nacional acordonaron la zona, mientras personal de la Fiscalía del Estado abrió una investigación a través de su área de género, al considerar el caso como posible feminicidio.
Paramédicos confirmaron el fallecimiento en el lugar. Las autoridades analizan cámaras de videovigilancia, aunque persiste la duda sobre la capacidad de respuesta real de las autoridades estatales y federales en zonas donde presume tener control.
El asesinato de Adriana se suma a una racha especialmente brutal en Juchitán: en la misma semana fueron asesinadas dos mujeres más y una niña de cuatro años.
La indignación crece entre colectivos y habitantes del Istmo, que cuestionan la efectividad del Operativo Sable, convertido —hasta ahora— en un despliegue costoso pero incapaz de frenar los crímenes que diariamente desmienten su supuesta eficacia.
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