
Louisville: la noche en que un avión de carga cayó sobre la ciudad
FRANKFORT, Kentucky, EEUU.- La tarde del martes se rompió en dos sobre el cielo de Kentucky. Eran las 17:15 horas cuando un avión de carga de UPS despegó del Aeropuerto Internacional Muhammad Ali de Louisville rumbo a Honolulu. Un McDonnell Douglas MD-11 que transportaba mercancía y rutina. Pocos segundos después, el vuelo se volvió historia.
Según el primer informe del National Transportation Safety Board (NTSB), el carguero perdió parte de su motor izquierdo poco después del despegue. El desprendimiento provocó una explosión que iluminó la pista y desató el fuego sobre el fuselaje. Desde tierra, testigos describieron “una bola de fuego que ascendía como si el cielo ardiera”.
El avión, con tres tripulantes a bordo, apenas alcanzó unos cientos de metros de altura antes de precipitarse sobre una zona industrial al sur del aeropuerto. En el impacto, la aeronave se fragmentó y desató un incendio que alcanzó talleres, almacenes y viviendas cercanas. El humo cubrió buena parte del horizonte de Louisville mientras las sirenas marcaban el pulso del desastre.

Las autoridades locales confirmaron que los tres tripulantes murieron en el acto, junto con al menos nueve personas en tierra, entre ellas un niño. Once más resultaron heridas, algunas de gravedad. Equipos de bomberos y rescatistas tardaron horas en controlar las llamas que amenazaban con extenderse hacia una zona densamente poblada.
UPS Airlines expresó su “profundo pesar” y aseguró plena colaboración con la investigación federal. La compañía informó que el avión tenía más de dos décadas de servicio y se hallaba en mantenimiento regular. El NTSB analiza ahora las causas del desprendimiento del motor y revisa los registros técnicos del aparato.
En los alrededores del aeropuerto, los vecinos permanecen incrédulos. “El suelo tembló como si fuera un terremoto”, relató una mujer que vive a tres cuadras del sitio del impacto. Otros recuerdan haber visto caer fragmentos del fuselaje sobre los tejados, “como si el cielo se deshiciera en pedazos metálicos”.

Al amanecer, la escena parecía irreal: camiones calcinados, estructuras retorcidas, rastros de combustible aún humeante. En medio de los restos, los peritos buscaban piezas clave para reconstruir la secuencia final del vuelo. El silencio, entonces, fue más elocuente que el estruendo de la víspera.
Louisville despertó con el sonido apagado de las grúas y las oraciones. Los titulares hablaron de tragedia y de investigación, pero en los barrios cercanos solo se hablaba del fuego que cayó del cielo. De cómo, en cuestión de segundos, una ciudad entera se convirtió en testigo involuntario del peso de la gravedad y de la fragilidad humana.

