Intoxicación masiva de estudiantes de una secundaria de Tlacolula, por consumo de “azulitos”; 15, al hospital
Al menos 30 estudiantes de la Escuela Secundaria Técnica número 48 de Tlacolula de Matamoros, Oaxaca, resultaron intoxicados tras consumir “azulitos”, una bebida alcohólica popular entre jóvenes, durante una kermés organizada en el plantel educativo. El incidente ocurrió este viernes y generó una movilización de paramédicos de la Cruz Roja y personal de Protección Civil, quienes atendieron a los menores con síntomas de intoxicación.
El incidente fue reportado alrededor de la una de la tarde, cuando los servicios de emergencia llegaron al lugar para brindar atención médica a los estudiantes afectados. De los 30 alumnos que presentaron síntomas, 15 fueron trasladados al hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Tlacolula, donde permanecen bajo observación médica y en condición estable. Las autoridades escolares ya investigan los hechos para determinar cómo se permitió el ingreso y consumo de bebidas alcohólicas en el evento.
Este no es el primer incidente de este tipo en la institución. El año pasado, al menos 23 alumnos de la misma secundaria resultaron intoxicados debido a la manipulación de una resina química sin las debidas medidas de seguridad. Esto ha generado preocupación entre los padres de familia y ha puesto en el centro de atención la gestión de los riesgos en las actividades escolares.
Los “azulitos” son una bebida alcohólica caracterizada por su llamativo color azul brillante, preparada con ingredientes como curaçao azul, vodka y otros licores. Aunque es común en eventos sociales, su consumo por menores de edad es altamente peligroso, pues afecta tanto la salud física como el desarrollo psicológico de los adolescentes. Este caso subraya la necesidad de reforzar la vigilancia en eventos escolares y de promover campañas de prevención del consumo de alcohol en menores.
Desde una perspectiva médica, el consumo de alcohol durante la adolescencia es preocupante porque el cerebro aún está en desarrollo, especialmente en áreas relacionadas con la toma de decisiones y el control de impulsos. Esto no solo puede afectar la maduración cognitiva e intelectual, sino que también aumenta el riesgo de desarrollar adicciones a largo plazo. El cerebro adolescente es particularmente susceptible a la dependencia, lo que puede derivar en problemas graves de abuso de sustancias en la adultez.
Además de los efectos en la salud, el consumo de alcohol en menores está vinculado a comportamientos riesgosos, como accidentes, peleas o relaciones sexuales sin protección, que pueden acarrear consecuencias graves para su seguridad y bienestar. En el ámbito académico, el consumo temprano de alcohol puede afectar el rendimiento escolar, limitando las oportunidades futuras de los jóvenes. Este incidente llama a una reflexión sobre la responsabilidad de las instituciones educativas y la importancia de reforzar las políticas de protección y prevención en espacios escolares.