En Wuhan, donde apareció el coronavirus, abundan las fiestas y abrazos

En Wuhan, donde apareció el coronavirus, abundan las fiestas y abrazos

Hace un año los medios del mundo hablaban de Wuhan con cautela. Un nuevo virus había aparecido en al ciudad china y pocos anticipaban con precisión el curso de un brote que culminaría con una pandemia global. Ahora, mientras el mundo lidia con el COVID-19, en Wuhan hay fiestas, abundan los abrazos y hasta se organizan conciertos.

Para los resientes parece un recuerdo extraño y lejano el inicio del 2020, cuando se sumergió en una cuarentena crítica que no pocos calificaron como draconiana. El encierro cortó de tajo la vida económica y social con tal de contener un virus desconocido.

Diversas investigaciones apuntaban a que el origen del brote estaba en un mercado de alimentos crudos y el primer paciente se detectó el 17 de noviembre del 2019. Tras el cierre de Wuhan, la ciudad se libró de nuevos contagios, mientras que el virus se movía a sus anchas por el resto del mundo.

Ahora, medios internacionales reportan imágenes que parece de otro tiempo. En Wuhan la vida post COVID-19 ha llegado a un punto en que ya no es obligatorio el cubrebocas y los abrazos han vuelto a la cotidianidad. Los jóvenes abarrotan bares, clubes y hasta conciertos que en otras partes del mundo son simplemente inimaginables.

La ciudad de más de 11 millones de habitantes no registra un solo caso de transmisión local desde mayo del 2020. Sus números fueron conseguidos con medidas duras, pero el resultado fue exitoso.

En China se han registrado más de 4 mil 773 muertes por COVID-19, según la OMS. Casi 4 mil de esos fallecimientos ocurrieron en Wuhan. Nadie puede dudar que fue un severo trance para esta ciudad ser el primer lugar golpeado por la pandemia. Pero ahora su recuperación es evidente.

Aunque hay sectores de la economía que aún resienten la cuarentena, la gente de Wuhan es optimista sobre el futuro.

“Después de experimentar la primera ola de epidemia en Wuhan y luego la liberación, siento que estoy viviendo una segunda vida. […] Realmente quiero apreciar este momento, porque en la vida nunca se sabe cuándo terminará”, declaró a Reuters Zhang, un joven de 29 años que trabaja en un almacén de textiles.

 

Esta nota originalmente se publicó en Noticieros Televisa

 

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