CONTRAFUEGO … “La marcha nupcial” por Aurelio Ramos Méndez
Para dizque haber sido inaugural de una candidatura a la Presidencial por la derecha e incluso la ultraderecha, el discurso de José Woldenberg como corolario de la marcha contra la iniciativa de reforma electoral que cursa trámite en el Congreso fue bastante anodino.
Insubstancial, hasta el punto de que lo más sobresaliente de la jornada acabó siendo el saldo blanco.
Porque este desenlace dejó a los estrategas de la oposición, en particular Héctor Aguilar Camín, sin el episodio de violencia física, ni menos aun el cadáver que anhelan tener para pasear el féretro por todo el país.
Llamativa resultó también la polémica sobre el número aproximado de marchantes, digna de los tiempos de López Portillo e indicativa de que muy poco hemos avanzado en cuanto a voluntad democrática. Como entonces, los bandos en pugna alteraron sin recato las cifras de concurrentes.
“Si multiplicamos 4 mil por 40 son 160 mil metros cuadrados. Si estimamos cuatro gentes por metro cuadrado tendremos 640 mil marchantes”, cuchareó sin pudor Guillermo Valdés Castellanos, encuestador de cabecera y hombre fuerte en el área de inteligencia de Felipe Calderón.
Tan desmesurada fue la estimación, que desde su propio bando le llegó el desmentido y lo obligó a podar 140 fantasmas:
“Uno o dos por metro es más realista. Exagerar desacredita tan extraordinaria marcha Bravo por quienes defienden la autonomía del INE y rechazan la Peje-reforma… Estimo 200 mil sin acarreo”, tuiteó Manuel Medellín.
Y, en un esfuerzo por evitar que la falsificación de números deforme la realidad, el secretario de Gobierno capitalino, Martí Batres, dio la estimación oficial; pero, como Valdés, adulteró con descaro la realidad. Como si ésta no estuviese plasmada en decenas de miles de videos.
“Desde el Centro de Monitoreo dimos seguimiento a la movilización de hoy contra la reforma electoral. Asistieron entre 10 mil y 12 mil personas.
Se reporta saldo blanco”, dijo el funcionario.
Fue un acierto de Batres, eso sí, el haber resaltado el saldo blanco, porque entre los mariscales de la oposición algunos querían sangre. Aguilar Camín más que ninguno.
En su columna del jueves anterior, Las incitaciones de Palacio, el autor de Morir en el Golfo reprodujo expresiones del Presidente López Obrador, las cuales –según su fecunda imaginación- demostraban que el mandatario “ha sembrado una idea violenta, ha sugerido la posibilidad de un salto de la violencia verbal a la violencia física contra los manifestantes”.
Esto –explicó el historiador– es “lo que se llama sembrar una idea, inducir una conducta predicando la contraria”.
Enterado uno de cómo es la cosa, descubre sin forzar la lectura que la columna del campechano refleja en realidad su propio, patente y recóndito deseo de una agresión física por insignificante que fuese en contra de algún opositor.
Que un abofeteado, un descalabrado, una campal o, mejor, un muerto, sería oro molido para su causa.
La calenturienta interpretación de las palabras del Jefe del Ejecutivo plasmada en la columna de Milenio, encaja perfecto en lo que más bien podría llamarse no advertir de un riesgo de desastre, fatalidad incluida, sino desear con el alma que la fatalidad ocurra.
La marcha se desarrolló con más pena que gloria. Pero, también, con ribetes del más desopilante humor involuntario.
“Salimos con valentía a la calle porque sabemos que nos estamos jugando la vida por México”, dijo el otrora temible guerrillero Tragabalas, devenido –¡vaya manera de desafiar a la muerte!—calanchín de Claudio X.
Tuvo la movilización su momento cumbre con la tautológica alocución en que Woldenberg –de la izquierda dizque democrática a la derecha más rancia y aun la ultraderecha– le sacó el cuerpo a rebatir al menos algunos de los argumentos a favor de la reforma.
¿Puede un país pobre como el nuestro darse el lujo de tener la democracia más cara del mundo? ¿Puede sostener, sin mentir, que la reforma tiende a desaparecer el INE y aniquilar la democracia?
¿Se repartían en lo oscurito dirigentes de partidos, en particular del PRI y del PAN, los puestos de consejeros y magistrados electorales? ¿Han roto líderes partidistas, empresarios, funcionarios y autoridades electorales la equidad en las contiendas?
Woldenberg se limitó a decir y repetir con pragmatismo de taxista: “No, a la destrucción del INE”.
La manifestación contó con la participación de algunos de los políticos más detestables. Presencias, de verdad, deshonrosas.
Nombres que, no obstante, tuvieron la utilidad de definir el perfil de la fuerza opositora: un bloque en que ya cohabitan, en alegre amasiato, los más desprestigiados integrantes de nuestra clase política.
Pudo verse en la marcha nupcial a Alejandro Alito Moreno y Miguel Osorio Chong, Elba Esther Gordillo y Roberto Madrazo, Margarita Zavala y Vicente Fox, Claudio X. y Gustavo de Hoyos; Sandra Cuevas, Lía Limón, Denise Dresser, Jesús Ortega, y muchos, muchos más.
¿Cuántas personas se manifestaron? Difícil establecerlo con precisión. Quizá entre 30 y 40 mil. Agréguese una cifra de marchantes en los estados y cotéjese el total con el padrón nacional de 95 millones de ciudadanos. Apenas un puñado.
En todo caso, previsor y rapaz, Aguilar Camín se anticipó al ridículo: “No importa cuántos marchen en las calles: expresan la convicción de una mayoría social sustantiva…”.
Así, a la chita callando, con semejante locución que de inmediato copiaron opinadores como Joaquín López Dóriga, el novelista intentó apañarse la mayoría a secas.
BRASAS
La victimización política se ha vuelto socorrido burladero de delincuentes y ladrones de toda ralea, consecuencia de la lenidad – mejor, la franca impunidad– en la lucha anticorrupción por la 4T.
Al cabo de cuatro años de más ruido que nueces, ya hizo escuela el repetir como karma la inocencia y decirse perseguido y atacado para hacerse invulnerable.
Es natural. Han contribuido a esta perversión de la justicia la eternización del proceso en contra de Emilio Lozoya y la virtual absolución de legisladores del PAN por él sobornados, así como el haber permitido la fuga de Ricardo Anaya y otros políticos con fama de uñilargos.
Están ahora en la sonaja de la corrupción Alejandro Alito Moreno y Ricardo Monreal Ávila, a quienes Layda Sansores ha exhibido en audios y videos como verdaderos negociantes de la política.
De modo punible, la gobernadora de Campeche incumple su responsabilidad de actuar penalmente, más allá de Los martes del Jaguar; pero hace denuncias que es insoslayable investigar.
Frente a tal omisión, Alito compró indulgencias con su alineamiento legislativo con Morena y a Monreal ya le salieron defensores. Ochenta y siete senadores le manifestaron solidaridad ante los “ataques” de Layda.
¿Cuáles “ataques”? La acusación directa de que Ricardo Monreal y su bíblica parentela –¡15 hermanos, la mayoría dedicados a la política!– han acumulado ¡48 propiedades!, incluido un rancho de 783 hectáreas en posesión del gobernador David Monreal.
Cinco de esas descomunales propiedades pertenecen, según Layda, al senador cuyos colegas llaman “agresión” a la denuncia de deshonestidad, y hasta muestran disposición de inmolarse en defensa del legislador.
Sin explicar cuáles son los elementos periciales con que cuentan ni cómo llegaron a la conclusión de que Monreal es inocente, los 87 consideraron “inaceptable” que Layda “intervenga y altere comunicaciones privadas” y haga uso de éstas “para denostar a ciudadanos”.
Censuraron el “empeño” de la mandataria de “difundir falsedades y agresiones calumniosas”.
Y le expresaron al presidente de la Jucopo senatorial respaldo ante un gobierno que utiliza recursos públicos para fines de “persecución y acoso”.
¿Son los Monreal unos ángeles y querubines o unas ratas tamaño canguro?
¿Boga Ricardo con bandera de muy honesto mientras acumula propiedades mediante malas artes? Las preguntas se han quedado flotando en la atmósfera como una nube tóxica…
En defensa de Ricardo Monreal también salió, mediante una emisión televisiva denominada Miércoles del León, Alejandro Rojas Díaz Durán, un expriista a quien sus allegados apodan El Ratón.
Le atribuyó 83 propiedades a la heredera del Negro Sansores. Pedestre, burda retaliación, frente a la cual, tristemente, la comentocracia no exigió pruebas ni acción de la justicia sino que aplaudió al roedor parlante.
En esas andamos.
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El nayarita Ney González acaba de incorporarse a la legión de ladrones protegidos por el salvoconducto “inocente, perseguido político”.
Fueron giradas en contra del exgobernador dos órdenes de aprehensión, debido a un fraude por ¡22 mil millones de pesos! al fideicomiso Bahía de Banderas.
A su secretario de Finanzas, Florencio Román Messina, no le funcionó el detente: ya está preso, sentenciado a siete años de encierro.
El exgobernador, en cambio, es buscado inútilmente por la Interpol y hay escasas esperanzas de que pueda ser arrestado.
Crepitan en la lumbre decenas de otros excolaboradores de Ney, involucrados también en la adquisición de alrededor de 70 terrenos de playa, un total de unas 25 hectáreas, en los cuales fueron construidos desarrollos turísticos. Los recursos nunca ingresaron a las arcas del estado.
Que nadie se alarme, sin embargo. En la remota hipótesis de que el retoño del líder sindical Emilio M. González sea detenido, recurrirá al libreto –“soy inocente, perseguido político”—y asunto arreglado.
O, en el peor de los casos, será menester recurrir a la fórmula “pago por delinquir”, tan de moda en la 4T: Ney y sus cómplices devolverán una mínima parte de lo robado, y ¡que siga la fiesta!
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Menuda responsabilidad tiene ante sí Leticia Elsa Reyes López, designada secretaria de Honestidad, Transparencia y Función Pública en el gabinete de Salomón Jara.
Se trata, sin duda, de uno de los nombramientos clave en el nuevo gobierno oaxaqueño, sobre el cual recaerá el encargo de revisas las cuentas de la administración saliente.
Jara Cruz, como se recuerda, declaró a mediados de octubre que las cosas no están nada bien por lo menos en tres secretarías: Turismo, Salud e Infraestructuras. Reyes López tendrá que darles sustancia a las expresiones del mandatario.
Deberá, además, empezar a revertir la indulgencia con que la 4T castiga la corrupción, consistente en devolver parte de lo robado y… aquí no ha pasado nada.
En un estado de Derecho que se respete, la deshonestidad se sanciona con el resarcimiento del daño, la devolución de lo malversado, y el castigo corporal correspondiente.
El inminente gobernante, por lo pronto, les debe explicaciones a los oaxaqueños en cuanto a varias designaciones de colaboradores, entre éstas la de Netzahualcóyotl Salvatierra López, gabinista de regreso a la secretaría de Infraestructuras.
Vale la pena celebrar, en todo caso, el que ya está debidamente integrado y aceitado el equipo que operará el engranaje jaranista. Del cual se esperan probidad y buenos resultados.
RESCOLDOS
A quien le creemos: al INE que en un comunicado aseguró nunca haber hecho ni consentido fraudes electorales, o a Vicente Fox que en 2012 declaró con cinismo, refiriéndose a la contienda de 2006: “Sí, cargué los dados contra el candidato de la coalición Por el bien de todos”, López Obrador. O, a Fox modelo 2022, que marchó orondo coreando “¡el INE no se toca!”…
Como el fuego cunden las conductas discriminatorias. El último espectáculo de vomitivo clasismo lo protagonizó el dueño del restaurante Bellini´s, de la capital del país. Un individuo cobarde que insultó, golpeó e intento humillar a un elemento de seguridad; pero se cuidó de ocultar su propio nombre. Entre una catarata de improperios llamó “¡gato de mierda!” a su víctima. El agravio activó el poder de los trabajadores. Empleados del restaurante planean declararse en huelga en demanda de respeto y remuneraciones justas. El caso ya está en manos de la Conapred y en las redes prendió un boicot a la lonchería…
aurelio.contrafuego@gmail.com
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