CONTRAFUEGO …  Columna del periodista Aurelio Ramos Méndez

CONTRAFUEGO … Columna del periodista Aurelio Ramos Méndez

Una victoria pírrica

Los diputados representan al pueblo no a los partidos, que según la Constitución son apenas instrumentos para el ejercicio de los derechos políticos individuales; pero la partidocracia se impuso en la Cámara de Diputados y consiguió atajar la reforma eléctrica.

Con 275 votos a favor y 223 en contra, las bancadas de oposición se anotaron una victoria pírrica. El resultado de la votación en bloque no se corresponde con la correlación de fuerzas reflejada por la consulta sobre revocación de mandato.

En el ejercicio democrático del 10 de abril el Presidente López Obrador, con la tercera parte de casillas que debieron haber sido instaladas, obtuvo en cifras gruesas 15 millones de votos. 

Y si bien no cabe la proyección de 45 millones de votos con el cien por ciento de casillas, si vale la observación de que el rechazo a la revocación significó la mitad de los sufragios captados por el tabasqueño en 2018.

O sea, mínimo, Amlo conserva las cifras con que accedió al poder, las cuales representaban 53 por ciento de los votos válidos, mientras la atomizada oposición en conjunto se ubicó en 38 por ciento.   

Semejante desajuste entre el respaldo popular y el desdén en esa instancia de democracia representativa que es la cámara baja, cobra importancia a un mes y medio de las votaciones para la renovación de gubernaturas en seis estados.

Dese por seguro que en estos procesos electorales la oposición empezará a pagar la factura de la violación a la autonomía de sus legisladores o de la renuncia de estos a una genuina representación del electorado.

Pago que prefigura una nueva, inminente derrota opositora, en 2024, cuando  la deuda deberá ser enteramente amortizada.

De acuerdo con el artículo 41 de la Carta Magna el pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión y la integración del Legislativo se realiza en elecciones libres, auténticas y periódicas. 

Los partidos –establece la norma—son entidades de interés público cuya finalidad consiste, entre otras cosas, en promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y hacer posible su acceso al ejercicio del poder público.

Y el artículo 61 constitucional establece que los diputados y senadores, en tanto representantes populares, “son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas”.

Los coordinadores de las fracciones de oposición –y en menor medida el de Morena—en San Lázaro se pasaron por la faja, olímpicamente, las disposiciones de la Ley Suprema.

A base de chantajes y amenazas de expulsión del paraíso de sus partidos lograron imponer una disciplina violatoria de la autonomía e independencia de los diputados.

De la mano del dirigente nacional Alejandro Alito Moreno, el coordinador priista Rubén Moreira cometió la fechoría parapetado en el Consejo Político Nacional del tricolor, el cual –adujo—“fue muy claro” y “nos dio un mandato directo de que votemos en contra de la iniciativa”.

Advirtió a sus copartidarios que las ausencias en la sesión para votar la reforma serían interpretadas como apoyo a la propuesta presidencial de reforma eléctrica.

Y anticipó consecuencias: “Están en los órganos partidarios correspondientes y pueden llegar hasta la expulsión de aquella persona que decida no atender el mandato que se nos dio”.

En modo alguno es factible blandir el Sermón de las Siete Palabras en demanda de exoneración de los 70 diputados del PRI, con el argumento de “no saben lo que hacen”.

Cabe más bien invocar el Sermón de la Montaña y reafirmar que “por sus frutos los conoceréis”. Por sus obras –sus frutos–, entre estos la docilidad, la incapacidad de rebelarse, son reconocidos los priistas.

Todos menos uno en las filas del tricolor, Carlos Miguel Aysa, a quien algunos de los menos calificados le gritaron “vendido”, acataron sin chistar las órdenes de Moreira y Alito.

Otro tanto hicieron los súbditos del panista Jorge Romero y del perredista Luis Espinosa Cházaro, acabado ejemplo de cinismo el segundo.

Jefe del 3 por ciento de la cámara –15 diputados, un equipo de rugby o poco más que un mariachi– Cházaro le exigió a Morena que dejara votar libremente a los diputados de oposición.

¡Como si los líderes del partido guinda y no él, Cházaro, estuviesen coaccionando y hasta acercándoles asesores extranjeros a los legisladores, como fue el caso del coyote italiano Paolo Salerno, de la empresa Enel!

Violatorio de la condición de representantes populares fueron asimismo los llamados a la cohesión en torno de la reforma por el morenista Ignacio Mier.

Con el atenuante en este caso de que los miembros de la bancada oficial respaldaban una propuesta cuyo promotor fue un líder, claramente legitimado días antes mediante el voto popular que denegó la revocación de su cargo.

No es lo mismo contrariar la voluntad ciudadana que plegarse a ella, tal como –a la luz de 15 millones de sufragios– hicieron ciertamente en bloque los morenistas.

Victoria pírrica se denomina a esos triunfos que con el paso del tiempo se convierten en rotundas derrotas.

Y eso es lo que, según todas las señales, les depara el destino a los opositores del Presidente. Empezará a verse el 5 de junio.

BRASAS

No tiene la culpa el pillo, sino quien lo hace compadre.

Valga esta paráfrasis para aludir al escandaloso paseo por Andalucía del evasor de impuestos, neoesclavista y concesionario de televisión Ricardo Salinas Pliego.

De acuerdo con reportes de la prensa española, el magnate viaja en su yate de 2 mil 600 millones de pesos y el nombre Lady Moura inscrito en el casco, en oro de 24 kilates, comprado al multimillonario saudí Nasser Al-Rashid.

La indecente fortuna de este empresario ha sido amasada mediante el usufructo de una concesión de televisión; es decir, de un bien que no es de su propiedad sino patrimonio de todos los mexicanos.

Por si fuera poco, tan descomunal riqueza ha sido abultada vía la evasión de impuestos denunciada por el SAT.

Y con el aprovechamiento de la fuerza de trabajo de colaboradores impagos, como es el caso de muchos comentaristas de la televisora del Ajusco.

Salinas Pliego –“cara de beato, uñas de gato”—anda por aquellos lares como promesero en peregrinaciones de la Semana Mayor.

Llegó a Sevilla el Jueves Santo, día en que la tradición católica recuerda la Última Cena y la venta de Jesús por 30 monedas. Acompañado por parientes y amigos cenó en La casa de María, uno de los más lujosos restaurantes de Triana, que en nada refleja la sobriedad del Huerto de los Olivos. 

Se ve pésimo que un personaje de semejante calaña, enriquecido al amparo del poder público, es protegido desde la Presidencia de la República.

El magnate que le debe al SAT unos 41 mil millones de pesos y considera una concesión título de propiedad, forma parte del Consejo Económico asesor del Presidente López Obrador.

Se mal porque el mandatario teóricamente detesta la corrupción, postula la austeridad y es reconocido por su honestidad.

Pero, se ve peor aún que algunos de los más afamados periodistas trabajan sin remuneración alguna y contribuyen a llenarle las alforjas al tercer hombre más rico de México.

Lo dicho: No tiene la culpa el pillo… 

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¡Qué triste que el hijo de una judía que escapó del Holocausto incurra en desafueros y raptos de discriminación que lo hermanan con Hitler!

En tal tesitura se colocó, de nuevo, el descastado escritor Francisco Martín Moreno.

Con patético simplismo afirmó que los analfabetas le dan sustento electoral a Morena.

Se apoyó para ello en una gráfica del Inegi sobre la tasa de analfabetismo por entidad federativa, en la cual resaltan con los guarismos más altos los estados del sur y sureste del país.

Concluyó que esos datos “revelan el origen del poder de López Obrador. A más analfabetismo, más votos para Morena…”.

De ese modo Moreno dividió la nación entre los mexicanos escolarizados, o mejor aún, los egresados de universidades privadas o extranjeras, y quienes no han tenido la fortuna de conocer el alfabeto.

No es la primera vez que este boquiflojo egresado del Colegio Alemán Alexander Von Humboldt incurre en excesos verbales que lo acercan a los más repulsivos personajes de la historia.

Aún resuenan declaraciones suyas de las cuales de seguro se avergonzarían incluso sus progenitores.

Hijo asimismo de un republicano español exiliado en México, no tuvo empacho en declarar lo siguiente:

“Si se pudiera regresar a la época de la inquisición, yo quemaba vivo a cada uno de los morenistas en el zócalo capitalino”.

Moderno Torquemada, no tuvo luces para reparar en un aspecto obvio de sus elucubraciones: la responsabilidad que compete a los gobiernos del PRI y el PAN en el fenómeno del analfabetismo, acumulado durante décadas.

Ni por error percibió, en todo caso, la responsabilidad que a estas fuerzas políticas y sus aliados les atañe en el ascenso al poder del tabasqueño con el voto de los marginados e iletrados.

Martín Moreno –pobre– recibió su merecido: Lo lapidaron en las redes sociales.

Y el Presidente López Obrador dijo que para él es timbre de orgullo el ser apoyado por los analfabetas.

RESCOLDOS

Emanuel Macron busca relegirse en la presidencia de Francia y en su campaña ya anticipó que el Estado tomara el control de las empresas de energía. Esto, dijo, para reforzar la independencia energética y evitar aumentos de precios de la electricidad y el gas. ¿Les dirá algo tal anuncio a los diputados que abortaron la reforma eléctrica y condenaron a la CFE servir gratis a las poderosas empresas privadas del ramo?

Curioso. Maletas con rueditas llevaban los diputados del PRI que pernoctaron en el Palacio Legislativo, en vísperas del día D de la reforma eléctrica. Maletas idénticas a las que usaron personeros de legisladores del PAN para acarrear paquetes de billetes destinados al pago de sobornos entregados por Emilio Lozoya.

aurelio.contrafuego@gmail.com

 

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