CONTRAFUEGO … “Adán y los gobernadores hipócritas” por Aurelio Ramos Méndez
Merece aplausos el secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Tildó de “¡hipócritas!” a los gobernadores que se oponen a la participación del ejército en tareas de seguridad pública. Pareció impolítico, porque lo acostumbrado en nuestros lares han sido la impostura y el maquillaje de la realidad; pero, vale más un funcionario que llame pan al pan, y vino al vino.
Peor todavía, pareció estulto, porque tras su reprimenda se le enredó la pita entre los dedos e incurrió en un feo lapsus, que lo hizo derrapar hasta quedar tendido en el piso en decúbito dorsal.
“Nosotros (los oriundos de Tabasco) somos mucho más inteligentes que ellos (los nativos del norte del país). Y quienes se precian de ser inteligentes pueden hacer las cosas con menor esfuerzo, mejor y de mejor manera”.
Así dijo Adán Augusto, con el aire ufano que uno puede imaginar en su tocayo bíblico cuando, ante Samael, el creador de ambos defendió la inteligencia superior del primero sobe el segundo e hizo expulsar al arcángel del Paraíso.
Se comprende que nativo de Paraíso, Tabasco, blandiera su pretendido supremacismo tropical no como un desplante jactancioso, sino como un imperativo vital para contrarrestar el tradicional, fatuo, ofensivo y empingorotado discurso regio de superioridad nacional.
“Nos dirán, ‘pues Tabasco es un estado pequeño, dos millones 400 mil habitantes…’. Los del norte dicen que no le aportamos gran cosa a la federación, porque, para empezar, no sabemos trabajar, que los esforzados y los trabajadores son ellos…”, se quejó con toda razón el funcionario.
En este espacio ya ha sido narrado un viejo episodio de restaurante en que fue necesario rebatir con dureza al exgobernador neoleonés Alfonso Martínez Domínguez, quien en una perorata había descargado todos sus prejuicios y estereotipos –de flojos a mandilones– sobre los oaxaqueños, en especial los istmeños.
En contrapartida, el político priista había elogiado hasta el ridículo la capacidad de trabajo (“¡hicimos producir el desierto!”), honestidad, ahorro y otras virtudes de sus paisanos, con el tono de quien piensa que la Providencia desparramó sobre Monterrey toda la laboriosidad que le correspondía al género humano.
Se equivocan quienes –como el titular de Gobernación y el cretino Martínez Domínguez– piensan que ciertas cualidades o defectos pueden ser signos de identidad privativos de determinados grupos humanos.
Pecan de candor porque creen en asociaciones binarias tales como franceses-intelectuales, ingleses-flemáticos, gringos-bobos, argentinos-engreídos; yucatecos o guasavenses torpes, regios-chambeadores, norteños-francotes, jarochos léperos, costeños-alegres, oaxaqueños-ladinos…
De norte a sur y de oriente a poniente los seres humanos, varones y mujeres, estamos hechos de la misma madera y conjuntamos, en partes iguales, grandezas y miserias, ruindad y nobleza.
Más allá del lamentable lapsus, sin embargo, hizo bien el secretario de Gobernación al recriminarles su doblez a los gobernadores de oposición.
Se anotó un tanto porque hipocresía y no otro nombre tiene la actitud de esos mandatarios –a quienes mencionó con nombres y apellidos—que le regatean apoyo a los cambios constitucionales tendentes a regularizar la intervención del Ejército en el terreno de la seguridad pública; pero, suelen ser los primeros –cuando la lumbre les llega a los aparejos– en pedirle a la Federación ¡apoyo del Ejército! para someter a malosos.
Están en todo su derecho de comulgar o no con las políticas del gobierno federal, pero lo mínimo que se les pide a esos gobernantes es eficacia y congruencia.
Eficacia para garantizarles a sus electores seguridad personal, familiar y patrimonial, y congruencia para dar seguridad pública con recursos propios y civiles.
López Hernández señaló al panista Diego Sinhué, cuyo estado, Guanajuato, es número uno en homicidios a nivel nacional –2 mil 424 casos, ¡8 diarios!, entre enero y septiembre del presente año—, y a los emecistas Samuel García y Enrique Alfaro.
“Es triste, lamentable, cómo Nuevo León… El gobernador, lo voy a decir con todas las palabras, actúa con hipocresía y con egoísmo.
“¿Saben ustedes cuántos elementos de policía estatal hay en Monterrey y la zona metropolitana? Se llama Fuerza Civil. Hay 1,287 policías, que en realidad no prestan servicios de seguridad pública, porque lo que hacen es prestar servicio de vigilancia a empresas privadas, a los Oxxos y gasolineras”.
Y del jalisciense exhibió cuáles son sus ocupaciones mientras en su estado se libran balaceras, como la de Plaza Andares.
“Hablé con él varias veces, pidiéndole que hablara con los senadores de su partido y que nos ayudara (a sacar adelante las reformas sobre la Guardia Nacional). Y, ¿saben qué me dijo? ‘Ay’, dice, ‘no puedo hablar porque estoy acá tomándome una botella de vino con mi amigo Quirino’”.
El titular de la Segob expresó que en materia de seguridad “lo fácil es echarle la culpa a la Federación”, cuando se trata de una responsabilidad compartida con los dos otros órdenes de gobierno.
Refirió –para que la cuña apriete– la grave incidencia delictiva en Michoacán y Zacatecas, gobernados por Morena, y adelantó que “otro día les platicaré del desastre de Chihuahua”, al mando de la panista Maru Campos.
Debe ser motivo de reconocimiento el que un funcionario se atreva a recriminar a sus pares cuando así procede; de frente, con valor, sin delicadezas ni complicidades.
Tal como hizo Adán Augusto, por más que a periodistas como Sergio Sarmiento les parezca pendenciero y con “desplantes groseros”, aunque consienten y hasta ensalzan a personajes insolentes como su patrón Ricardo Salinas Pliego.
En todo caso, bien por Adán Augusto, quien poco faltó para que les dijese a aquellos gobernadores lo que se cuenta que el otro Adán le dijo a Eva: “Démosle vuelta a la hoja…”
BRASAS
Si Amlo se le metió al rancho a la oposición, al descobijar 42 de sus presidenciables, Enrique de la Madrid al parecer intentó un tímido desquite, mediante la apropiación de lo que él tiene por ideario del tabasqueño.
O, quizá, trató de imitar a la inminente candidata al gobierno mexiquense, Alejandra del Moral, cuya estrategia de propaganda busca descaradamente confundir a los electores, haciéndoles creer que milita no en el PRI sino en Morena.
Al presentarse junto con otros flacos cuacos en ese baratillo que fue el foro Diálogos por México, del PRI, De la Madrid dijo que el actual mandatario no supo rodearse de gente que le diera resultados. Y, sin pudor alguno, añadió:
“Yo sostengo que yo sí le entendí a lo que quiere el Presidente. Él quiere un país más parejo, con menos pobreza, más justo. Asumo yo ese compromiso. Pero me considero más capaz para poder lograrlo”.
Luego, avergonzado de su atrevimiento, con franca atrición –don que hace al creyente ver la fealdad de su pecado o arrepentimiento por haber ofendido a dios, según el diccionario–, precisó: «No (más capaz) que el Presidente…, sino que el equipo, de la gente de que se rodeó…”
El vástago del Hombre Gris, como la revista Siempre, de Beatriz Pagés, nombró en su sexenio a Miguel de la Madrid, dijo que cualquiera de los que compiten (en la oposición) “somos mejor opción para aterrizar los anhelos y deseos del Presidente».
Y por este rumbo, exclamó: «¡Estoy listo!». En la acepción, vale aclarar, de “preparado”; en la de “avispado”, es evidente que no lo está.
El funcionario del Tec de Monterrey declaró sin ambages que aspira a la candidatura a la Presidencia, pero por una alianza de todos los partidos diferentes de los que están hoy en el Gobierno.
«Los que estamos muy preocupados por el rumbo del País nos tenemos que unir para hacer una propuesta atractiva, ambiciosa, pero alcanzable de un México mejor. Nos tenemos que unir porque si no, no nos da», dijo como rindiendo la plaza. O, como flirteando con el guinda.
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Entre la desnutrida caballada del PRI también participó Claudia Ruiz Massieu, quien se destapó para la grande, les pidió a sus correligionarios dejar de simular unidad, arremetió contra su líder Alito Moreno, y propuso resucitar el priismo que descoyuntó su tío Carlos Salinas de Gortari.
Insistió en la conveniencia de quitar a Alito de la presidencia, recuperar la confianza del PAN y PRD y buscar apoyo del Movimiento Ciudadano, con miras a 2024.
Habló de un PRI presalinista:
“Si volvemos a ese PRI que se preocupaba más por hacer que por decir, por construir consensos, que por simular unidad, por defender principios y hablar con la verdad –aunque nos cueste– que por administrar espacios y repartir cuotas…
“Si volvemos a ser ese PRI de las causas de la gente y no de los intereses de unos cuantos, esos miles de amigas y amigos que un día –por el arribo del salinato, debió haber dicho– se fueron porque vieron cerradas las puertas, porque no tuvieron la oportunidad, porque les negamos el respeto que un partido plural y diverso debería darle a sus militantes […], estoy segura de que, si volvemos a ser el PRI de las bases, esos que se fueron volverían”.
Con salinismo intravenoso, no obstante, dijo que la dirigencia nacional de su partido debe reconfigurar la alianza con partidos opositores, porque “ya está rota, la alianza como la conocemos (Va por México) ya no es, pero queremos que siga en una nueva etapa”.
La hija del asesinado José Francisco Ruiz Massieu debió de haber sido más explícita para precisar su interés de que siga en busca de alianza y hacia su completa derechización el PRI salinista, aquel que su tío buscó denominar Solidaridad.
En una de esas, ella podría parafrasear, aplicándola a la derechización de su partido, la frase de su abuelo materno –el ex secretario de Industria de López Mateos, Raúl Salinas Lozano–, quien, tras la postulación de su hijo Carlos en 1988, dijo abstraído en la ensoñación, como mirando su propio destape que nunca fue: “Nos tardamos veinticinco años, pero lo logramos”.
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¿Qué clase de consejos dignos de ser tomados en cuenta puede aportarle al Presidente López Obrador un contumaz evasor de impuestos, usufructuario de bienes públicos y por añadidura soberbio, clasista y antagonista de la 4T como Ricardo Salinas Pliego?
¿Por qué tienen Amlo a este malcriado y repulsivo personaje en el consejo empresarial asesor de su gobierno? ¿Qué deuda de gratitud mantiene con él aún insoluta? ¿Qué complicidad los une?
¿Por qué le agradeció con ditirambos el que simplemente haya acatado una resolución judicial de última instancia y cubierto impuestos por 2 mil 800 millones, mínima parte de los 31 mil millones que aún adeuda?
Vienen a colación estos interrogantes ante la reacción pedestre, grosera e insultante para la mayoría de los mexicanos del concesionario de TV Azteca, quien en respuesta a un internauta llamó “muertos de hambre” a los beneficiarios del erario, de quienes dijo además que deberían agradecerle porque con su pago “van a tener para tragar croquetas otros dos años”.
El internauta, a quien el desquiciado Salinas Pliego llamó “perro comunista”, sólo le formuló una pregunta pertinente:
“Oye RicardoBSalinas, entonces ¿te estabas robando más de 2 mil 800 millones de pesos vía la evasión de impuestos?”
En buena lógica, evadir impuestos implica robo a la hacienda pública y constituye un delito. Quien lo comete es un delincuente, un ladrón.
Salinas Pliego pagó a regañadientes y por mandato de la Corte adeudos por irregularidades cometidas ¡hace 16 años!
Y, gracias al tortuguismo de la justicia, aún litiga y se defiende hasta con las uñas para dejar de pagar –robarle a la nación—contribuciones de ¡hace 30 años!
¿Dónde está la impertinencia o el agravio de llamarle ladrón al ladrón?
RESCOLDOS
Marcelo Ebrard es, con mucho, el colaborador más eficiente y quien le ha reportado a Amlo las mayores y más vistosas oportunidades de lucimiento en el mando. Ahora, se anotó un diez con la conversación telefónica entre Biden y el tabasqueño, y el anuncio de la visita a México del gringo, en diciembre próximo, a la Cumbre de América del Norte. Anuncio que debe tener bufando a quienes se empeñan en malquistar al tabasqueño con el mandamás de la Casa Blanca. ¿Quiénes? Ciertos columnistas sedicentes expertos en la relación México-Estados Unidos que nomás no dan una en sus pronósticos respecto a los vínculos binacionales…
Beatriz Paredes sufre por estos días un agudo ataque de Alzheimer. Acudió a la pasarela del PRI para disputar el estandarte tricolor rumbo a 2024. Olvidó por completo la contienda electoral de 2012 cuando, siendo candidata a jefa de gobierno de la capital del país, se avergonzaba de su militancia y escondía como a la novia fea el logo del PRI. En los templetes de campaña era necesario buscar con lupa el minúsculo emblema que ahora aspira a pasear por todo el país en busca de votos…
aurelio.contrafuego@gmail.com
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