Claudia Sheimbaum rechaza autoritarismo en su gobierno y promete continuar programas sociales de López Obrador
Este martes, Claudia Sheinbaum Pardo, con 62 años, tomó posesión del cargo que le otorgaron la urnas el pasado mes de junio, convirtiéndose en la primera presidenta de la historia de México después de recibir la banda presidencial por parte del ya ex presidente Andrés Manuel López Obrador.
«Por primera vez llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación y digo llegamos porque no llego sola, llegamos todas», dijo la presidenta tras colocar la banda sobre su hombro izquierdo y celebrando este histórico momento para el país.
La mandataria procedió a agradecer a López Obrador para luego leer una lista de 20 principios que, dijo, serán rectores durante los seis años que dure su mandato.
Entre ellos se encuentran la condena a cualquier forma de discriminación, la idea de hacer política a través del amor, la esperanza y la alegría. Además aseguró que se garantizarán todas las libertades. «Cualquiera que diga que habrá autoritarismo estará mintiendo», sentenció.
Asimismo, anunció que continuará con los programas de becas para jóvenes y adultos mayores del país iniciados por el ex presidente y profundizará en lograr mayores beneficios para estos grupos sociales.
El esperado traspaso de poder tuvo lugar en un evento solemne en la Cámara de Diputados, en la Ciudad de México, con la presencia de 628 legisladores de todas las bancadas que previamente, desde primera hora de la mañana, estuvieron dando sus posicionamientos en la Cámara Baja.
El perfil de Claudia Sheinbaum es el de una académica firme y comprometida y con un pasado vinculado a la lucha social. Su victoria en las elecciones del pasado 2 de junio fue aplastante, ya que se hizo con casi el 60% de los votos, superando al todavía presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en 2018 fue apoyado por el 53 % del electorado.
Con más de 34 millones de votos, se convirtió en la candidata más votada de la historia.
Alrededor de las 11:30 horas en México, Sheinbaum entró en la Cámara de Diputados entre vítores de «¡Presidenta! ¡Presidenta!» donde fue presentada por Ifigenia Martínez, presidenta de la Cámara.
«Prometo guardar y hacer guardar la Constitución polítca de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidenta de la Republica que el pueblo me ha concedido, mirando por el bien y la prosperidad de la Unión, y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande», dijo la presidenta minutos antes de recibir la banda presidencial.
Para muchos, Sheinbaum simboliza la continuación del legado de López Obrador. En las últimas semanas, todavía sin haber tomado posesión de su cargo como presidenta, la proyección de su proyecto de gobierno se ha visto opacado por polémicas como el veto a la Corona española y la duda de si su periodo de gobierno tendrá lugar bajo la sombra del casi ex presidente.
«Andrés Manuel López Obrador, uno de los grandes, el dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna. El presidente más querido, solo comparable con Lázaro Cárdenas, el que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo y para millones, aunque a él no le gusta se lo digan, el mejor presidente de México», dijo la mandataria en el inicio de su discurso, recibiendo ovaciones y terminando con un «Hasta siempre hermano, amigo, compañero».
La ya presidenta se hará cargo ahora de un país que atraviesa un periodo convulso por la inseguridad, la fuerte presencia del crimen organizado, la corrupción y la vulneración de los derechos humanos.
Pero aseguró que el camino para superar dichos problemas es continuar con el movimiento iniciado por López Obrador, denominado Cuarta Transformación, cuyo eje central es el lema Por el bien de todos, primero los pobres, y aseguró que el país ha dado un cambio radical en cuanto a la reducción de las desigualdades, el avance hacia el final de la corrupción o la mejora de la calidad de vida.
«Cambió el modelo de desarrollo del país: del fracasado modelo neoliberal y el régimen de corrupción y privilegios a uno que surgió de la fecunda historia de México, del amor al pueblo y de la honestidad, lo llamamos el humanismo mexicano», sentenció la presidenta.
Numerosos mandatarios internacionales estuvieron presentes en la ceremonia de toma de posesión, entre ellos varios presidentes izquierdistas de la región, como Lula Da Silva (Brasil), Gabriel Boric (Chile), Gustavo Francisco Petro (Colombia) o Miguel Díaz Canel (Cuba). El Gobierno de España no estuvo representado por nadie como protesta por el veto de la nueva mandataria al Rey Felipe VI. Sheinbaum hizo un guiño a Gerardo Pisarello, diputado de Sumar, presente en el acto «y a muchos otros [diputados españoles] que están con nosotros», para a continuación afirmar que «el origen de la grandeza cultural de México reside en las grandes civilizaciones que vivían en esta tierra siglos antes de que la invadieran los españoles».
Esta tarde, la presidenta celebrará la llegada al cargo de presidenta en el Zócalo, la plaza más importante del país y donde se encuentra el Palacio Nacional, que será su residencia durante sus seis años de mandato.
Con información de El Mundo Es