Vive Oaxaca capital grave crisis migratoria,  gobiernos estatal y municipal no hacen nada ▶️

Vive Oaxaca capital grave crisis migratoria, gobiernos estatal y municipal no hacen nada ▶️

El fenómeno migratorio hizo crisis en Oaxaca, de manera particular en la capital del estado, cuyas calles, avenidas y camellones fueron tomadas por miles de migrantes procedentes de centro y Sudamérica, así como de otras nacionalidades.

Sin embargo, lo más preocupante de este tema es que ninguna autoridad federal, estatal ni municipal se hace cargo del problema, sino que lo ha dejado crecer y ahora lo desliza hacia organismos de apoyo comunitario, como la Iglesia católica, cuando tienen presupuestos etiquetados para afrontar este fenómeno.

El estado de Oaxaca se ha convertido prácticamente en paso obligado de miles de migrantes de al menos 16 países que buscan llegar a Estados Unidos. Sólo de mayo al 15 de agosto, mes en el que se habilitó por segunda vez la entrega de permisos temporales en San Pedro Tapanatepec en el Istmo de Tehuantepec, han cruzado por el suelo oaxaqueño 60 mil 280 personas de distintos países.

La víspera, en Oaxaca capital, más de 200 migrantes que acampaban en las inmediaciones del mercado de abasto y la central camionera fueron invitados a retirarse por las autoridades, y enviados a un albergue improvisado en la parroquia Felicitas y Perpetua, ubicada en el municipio conurbado de Santa Lucía del Camino.

Esta fue la solución que encontraron las autoridades estatales y municipales por intervención de la Defensoría de Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), para evitar que los migrantes estuvieran desperdigados en calles, camellones de avenidas, terminales de autobuses y tiendas de conveniencia.

Sin embargo, este albergue colapsó en menos de tres días, debido a que los gobiernos estatal y municipal no aportaron alimentos, agua, absolutamente nada, para que en dicho albergue fueran atendidos los migrantes.

Por la falta de insumos y agua potable, el albergue temporal se vio obligado a cerrar sus puertas. Ahí, se pretendía reubicar a los extranjeros en tránsito que se habían establecido en las inmediaciones del mercado de abasto y otros lugares de la capital.

Juana Jiménez, una de las responsables del albergue, denunció que, pese a que llevaron a los extranjeros, inicialmente ninguna institución proporcionó víveres, y de la presidencia municipal sólo se recibieron 50 colchonetas, por lo que no se les podía brindar siquiera alimentos.

Indicó que el albergue no era más que la casa parroquial y que se vieron en la necesidad de ya no recibir a más migrantes, debido a que no contaban tampoco con suficiente agua potable para que pudieran bañarse.

“Ya no recibimos a nadie porque se nos agrava la situación por no tener agua. Nos piden cobijas, nos piden colchonetas y no tenemos porque nadie nos ha traído nada”, denunció.

Ante dicha situación, los encargados de la parroquia lanzaron un llamado a la ciudadanía a donar alimentos preparados, convocatoria a la que se sumó la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), instancia que acompañó el traslado de los extranjeros.

Finalmente, el sábado la parroquia decidió cerrar sus puertas por dos razones: la primera, porque la mayoría de los 200 migrantes continuarán su camino a la Ciudad de México, y sobre todo porque no pueden seguir recibiendo personas en tránsito, y segundo, porque no cuentan con lo mínimo indispensable para brindar una ayuda humanitaria digna.

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ALMD

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