Retrato hablado: William Randolph Hearst, maestro del cuarto poder

Retrato hablado: William Randolph Hearst, maestro del cuarto poder

A 65 años de su muerte, al editor y empresario estadunidense William Randolph Hearst se le sigue recordando como el precursor, e inclusive creador, del amarillismo o sensacionalismo en el periodismo, tanto es así que sirvió de inspiración para que Orson Welles realizara la cinta El ciudadano Kane(1941), que fue ganadora del premio Oscar.

La cinta gira en torno a Charles Foster Kane (Welles), un magnate de la prensa de Nueva York que tuvo a los mejores reporteros de la época y con artimañas y manipulaciones de la información interviene en guerras y hasta hace campaña para convertirse en gobernador.

El filme es el vivo retrato de este hombre que nació en San Francisco en 1843 y que murió el 14 el agosto en Beverly Hills ,en 1951.

Hearst, quien fue periodista, editor, publicista, inversionista y político, supo del poder de la prensa y consolidó un imperio que incluyó 28 diarios, entre ellos Los Angeles ExaminerThe Boston American, The Atlanta Georgian, The Chicago Examiner,The Detroit Times, The Seattle Post-Intelligencer, The Washington Times, The Washington Herald y su periódico consentido, The San Francisco Examiner.

También tuvo las revistas Cosmopolitan, Harper’s Bazaar y Town and Country, entre otras, y estaciones de radio, es decir, se convirtió en el magnate del periodismo, con lo que se tomó atribuciones muy marcadas.

De hecho, el editor tenía una frase  que no se cansaba de repetir y que hacía alusión a los alcances que podía tener.

Esta máxima era “Hago noticias (I make news)”, lo que buscaba dar a entender que alteraba las noticias para que fueran más atractivas y vendieran más o alcanzaran su objetivo, convertirse en instrumentos políticos.

Esta manera de usar a los medios de comunicación se le bautizó como sensacionalismo o amarillismo, y esta falta de objetividad en beneficio propio se le atribuye a William Randolph Hearst.

Uno de los casos más sonados y en los que usó el poder de su imperio editorial fue en la guerra hispano-estadunidense, donde intervino para que aconteciera  y él tuviera las primicias.

También hizo campaña contra la Revolución Mexicana y después apoyó a Porfirio Díaz y a Victoriano Huerta, todo para que no se le quitaran las propiedades que tenía en suelo mexicano.

Las opiniones que vertía en sus periódicos eran controvertidas. De hecho se le calificó de xenófobo, pronazi y, si alguien le estorbaba, armaba campañas de desprestigio, incluso, se dice que de alguna manera fomentó el asesinato del presidente estadunidense William McKinley (1901) .

Si bien desde joven admiró al editor Joseph Pulitzer, cuando Hearst afianzó su emporio editorial, uno de sus primeros pasos fue quitarle a sus caricaturistas más connotados como Richard Felton Outcault y George McManus y rodearse de Rudolph Dirks y James Swinnerton, y con eso darle un impulso muy fuerte a la historieta moderna.

A él se le atribuye el cambio que se hizo de la macro-viñeta que era muy común en los diarios de la época a la secuencia de viñetas que trataban temas de interés.

Es más, con el olfato que tenía para los negocios, el magnate impuso la venta de recopilaciones de estas tiras y en 1914 fundó el Kings Feature Syndicate, la primera agencia que las distribuyó.

El enorme emporio de la información que poseía lo puso a trabajar en favor de una nueva expectaviva: La política.

Con la campaña que realizó llegó a ser electo por el Partido Demócrata como miembro de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos (1903-1905) y se reeligió para el siguiente periodo.

Aunque sus aspiraciones iban mucho más allá, no alcanzó a ser alcalde de Nueva York y después fracasó cuando pretendió ser gobernador del Estado. Esto le dejó como enseñanza el no participar directamente en la política, pero sí tenía cierta injerencia.

William Randolph Hearst también logró fama por su desmedida pasión por adquirir obras de arte.

Compró el Monasterio de Santa María de Óvila en Trillo (Guadalajara, España), que envió piedra por piedra a Estados Unidos.

Fueron muchas obras de arte que al final de su vida e imperio fue vendiendo y otras regresaron a los museos de los respectivos países de origen.

En su vida personal fue de conocimiento popular el romance que sostuvo con la actriz Marion Davies, a quien promovió en el cine.

Una leyenda urbana asegura que una vez en un yate encontró a la actriz besándose con Charles Chaplin y le disparó, pero falló y por error mató a Thomas Harper Ince, pero que debido a su poder pudo ocultar el incidente y las autoridades no le hicieron nada.

Cuando el magnate se enteró que saldría una cinta basada en su vida y extravagancias, hizo todo lo posible para frenarla, sin embargo, para ese entonces (1941), su emporio iba en declive y ya no gozaba de la fuerza de antaño, lo que impidió que lograra su objetivo.

Si bien el filme no tuvo el éxito deseado en taquilla, sí ganó un Oscar y fue considerada una de las joyas de la cinematografía mundial.

Con información de: Excélsior

 

 

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