
“No tengo límites; quité las barreras”, cuenta artista oaxaqueño sordo
Rolando Sigüenza es maestro de jóvenes sin capacidad auditiva que han llevado sus obras fuera del país; dice que el arte visual tiene lenguaje propio
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Cuando era apenas un bebé de siete meses, Rolando Sigüenza enfermó de meningitis. La enfermedad lo dejó sordo, pero nunca fue un obstáculo, al contrario, desarrolló su capacidad visual. Hoy, es un famoso artista oaxaqueño que ha recorrido con su obra países como Japón, Francia, Estados Unidos, España, Argentina y Canadá, entre otros.
Además de artista plástico, ha sido maestro de otros jóvenes sin capacidad auditiva que también han llevado su obra fuera del país, como Moisés Antonio Orozco.
Hace unos días, Rolando Sigüenza inauguró una exposición en Galería Arte de Oaxaca llamada Gramática de los visual, en la que reúne a 17 pintores sordos originarios de diferentes estados de México: Alan González, Blanca Flor Pineda, Carlos Esteban Estrada, Grecia Ocampo, Honey Alicia, Jesús Rendón, Juan Antonio García, Liliana Tapia, Luis Roberto López Ramírez, María Soledad Aguilar, Maribel Espíndola, Miguel Díaz, Moisés Antonio Orozco, Nahúm Morales, Renán Jesús Marín, Rosalinda Montes y Martha Cristina Enríquez.
“Cada pintura es una observación diferente, es una muestra propia de la vida de cada uno de ellos. Es lo que han aprendido, y esta es una oportunidad muy importante para ellos, porque incluso han mostrado a su familia que pueden llegar a lugares tan importantes como esta galería”, expresa.
El desarrollo visual y el descubrimiento de las culturas
La fiebre provocada por la meningitis y un medicamento recetado de manera errónea causaron que Rolando Sigüenza perdiera la audición, pero su sentido de la vista se profundizó y lo convirtió en un niño curioso.
El artista tenía familiares en la Ciudad de México. Cuando tenía dos años de edad, sus padres se mudaron a la capital del país para que pudiera estudiar en una escuela en la que recibiera educación especializada y por temporadas regresaba a Oaxaca. Sus estudios primarios los realizó en el Instituto Mexicano de la Audición y el Lenguaje (IMAL), donde aprendió a oralizar y poder usar la voz.
Este ir y venir a la capital del país y Oaxaca lo enriqueció culturalmente, y siempre contó con el apoyo de padres y de su familia.
Rolando Sigüenza, con el apoyo de su intérprete y representante Isaac Hernández, no responde con claridad qué fue lo que lo llevó a inclinarse por las artes plásticas y en específico por la pintura; sin embargo, uno de sus recuerdos se remonta a los cinco años de edad en la casa de su abuelo en Coyoacán, cuando empezó a utilizar los lápices y papeles que encontraba en la casa, y se ponía a dibujar.
“Hay un momento donde descubro que estoy en el suelo pintando y descubro que mi familia me empieza a rodear. Yo estaba en el suelo dibujando, estaba trazando con un lápiz y empiezo a ver zapatos alrededor. Jamás se me olvida ese momento porque yo no podía escuchar, pero cuando empiezo a ver las sombras y volteo, veo los rostros de todos ellos. Es un momento de observación en el que yo los hacía partícipes a ellos”, platica.
Cuando ve los zapatos y después los rostros de sus familiares, su primera reacción fue de sorpresa y luego emoción. Ese recuerdo es posible apreciarlo en algunas de sus obras, rostros que son el marco en determinadas piezas, porque formaron parte de su vida y es una forma también de hacer a los espectadores de sus pinturas, también parte de las obras: “Y esto tiene que ver también mucho con la integración de mi cultura y de mis raíces oaxaqueñas”, apunta.
Sus maestros
A los 14 años regresó con su familia a Oaxaca y empezó a estudiar en el taller de Artes Rufino Tamayo, fundado por el artista plástico Juan Alcázar, quien fue uno de sus maestros. También fue alumno de Rodolfo Morales.
Después, a los 21 años, regresó a la Ciudad de México y tomó un diplomado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); volvió a Oaxaca y trabajó en diferentes talleres, y participó en su primera exposición colectiva. Actualmente tiene 53 años y más de 30 como artista, con más de 200 exposiciones realizadas en Norteamérica, Centroamérica, Europa y Asia.
“Para mí, a veces era difícil porque uno de mis maestros era Juan Alcázar y tenía un bigote muy largo, entonces, a veces, para poder leer sus labios era difícil, pero a él le divertía y a mis compañeros porque le decía [con señas], por favor ábrete los bigotes para poderte leer los labios, pero todos los maestros fueron siempre muy amables, siempre me dedicaron la atención y siempre mostraron mucho respeto”, narra.
Árboles, un elemento esencial en su obra
En la obra de Rolando Sigüenza sobresalen los árboles, los perros, las comunidades indígenas de Oaxaca, el sol y, recientemente, las máscaras, pero el árbol es uno de los elementos más esenciales.
El artista dice que pintar un árbol es como pintar su propia vida: “Es algo que tienes que cuidar, que tienes que cultivar”, dice. No obstante, ha cambiado la iconografía en sus obras y el simbolismo al experimentare con personas más realistas, pero que utilizan máscaras.
“Como mi comunicación es a través de la gesticulación, de la lengua de señas, estoy haciendo una serie que le he llamado desde hace ya más de cuatro años Interpretación del Movimiento. Cuando les pongo las máscaras siento que ellos se mueven más rápido o diferente, o como que tienen más libertad de movimiento, por eso le llamé Interpretación del Movimiento”.
Además de la plástica, también aprendió de su padre a bailar y eso también lo plasma en sus obras, con personajes bailando.
Toda su familia siempre ha dicho que él ha roto esas barreras: “Yo no tengo límites. Yo quité esas barreras [la sordera] de mi vida. Yo no tengo miedo, no soy tímido. Yo tengo ganas de hacer las cosas. Gracias a mi familia, ellos me abrieron los ojos”, expresa.
“Ellos me mostraron la cultura y yo no tengo miedo. Disfruto la vida. En los árboles está la cultura de Oaxaca, el cuidado de la vida… Para mí, los árboles son una fuente de energía muy importante en mi vida y por eso importan mucho en mi obra”, dice.
Gramática de lo visual
Con la exposición Gramática de los Visual, afirma Rolando Sigüenza, es importante que todos los artistas sordos y sus familias abran su perspectiva, que vean que pueden hacer las cosas y que pueden estar a la altura también de las personas oyentes: “No importa si eres sordo u oyente, debemos de tener las mismas oportunidades”, comenta.
Isaac Hernández, su representante, advierte que la exposición se refiere a cómo las imágenes, colores, formas y composiciones comunican ideas, emociones y narrativas, más allá de las palabras.
“El arte visual se convierte en un lenguaje propio, rico y complejo como el hablado o escrito, como medio de expresión y comunicación universal, en especial para quienes viven en el silencio sonoro pero en la plenitud de la imagen”, opina.
Menciona que para quienes son sordos, la mirada se convierte en el sentido más importante y el mundo se revela a través de los matices de lo visible.
*Con información de El Universal

