Gasolina exorbitante
Inmersa la economía mexicana y sumergida la política financiera en extrema dependencia del petróleo y sus derivados; sin haber previsto nunca que alguna vez el llamado oro negro ya no sería necesario en industrias y motores de automóviles al electrificarse las máquinas y utilizarse energías alternativas para hacer funcionar equipos y aparatos con sistemas eólicos, mareomotriz, nuclear, solar o de hidrógeno, el precio del petróleo disminuyó colapsando las finanzas nacionales, depreciándose la paridad del peso respecto al dólar, euro o libra; contexto internacional que bajó las expectativas de ingresos del gobierno federal, y que para subsanar o remediar, cobrará a todos los mexicanos subiendo el precio de la gasolina, no obstante que el precio del petróleo internacional cada vez sea más bajo y la producción de barriles máxima.
El dinero que cada año recibe México por exportación de petróleo, desde el inicio de este siglo disminuye progresivamente, cada año son menos los dólares que por ventas de petróleo recibe PEMEX, así que, al no tener otros ingresos importantes, no obstante las remesas de migrantes y ganancias por otras exportaciones, el gobierno federal nos ejecutará elevando el precio de la gasolina a nivel exorbitante, vendiéndola a precios nunca antes vistos, por lo que se generará una escalada inflacionaria que arruinará la economía de por si paupérrima de la mayoría de mexicanos. Subirá el precio del transporte, de los alimentos y de todas las cosas, africanizándose cada día más la vida de los mexicanos, porque al carecer de patentes, fórmulas, tecnología propia o productos manufacturados inventados en México, todo lo tenemos que comprar en el extranjero y, como las compras internacionales se calculan en dólares, desde un transistor a cualquier computadora, incluidos los automóviles o lo que se nos ocurra que sea resultado de alta tecnología, no es invento mexicano y, por ello se debe comprar en el exterior, devaluándose progresivamente el peso al no tener con que respaldarlo, porque no tenemos oro reservado, plata suficiente ni otra cosa que petróleo y, como este en breve solo será para la petroquímica y no para los automóviles, el precio exorbitante de la gasolina, lo tendremos que pagar los mexicanos, porque no le podemos subir el precio a guatemaltecos o gringos, sino a nosotros mismos, ciudadanos cautivos que ojala, como se propone en redes sociales, nadie compre gasolina los tres primeros días del año.
Opinión de Carlos R. Aguilar Jiménez