La supercarretera Mitla Tehuantepec, símbolo del abandono federal tras el derrumbe del túnel “El Tornillo”

La supercarretera Mitla Tehuantepec, símbolo del abandono federal tras el derrumbe del túnel “El Tornillo”

La supercarretera Mitla-Tehuantepec, una de las obras más costosas e importantes del sur del país, cumple 117 días cerrada a causa del derrumbe del túnel “El Tornillo”. Desde el pasado 20 de junio, ningún vehículo circula por esta vía que costó más de 42 mil millones de pesos construir.

El colapso del túnel paralizó la operación de la autopista 190D, inaugurada apenas en enero de 2025. La falta de mantenimiento preventivo y la lenta reacción del gobierno federal convirtieron una inversión histórica en una infraestructura abandonada, sin servicios, vigilancia ni reparación en curso.

De acuerdo con estimaciones técnicas, las pérdidas económicas superan los cuatro mil millones de pesos, afectando tanto al concesionario —Grupo Carso, a través de Autovía Mitla-Tehuantepec— como al gobierno federal y a los contribuyentes. La inactividad prolongada ha generado un grave impacto financiero y social en la entidad.

Fuentes no oficiales indican que la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) carece del presupuesto necesario para iniciar la reparación del túnel colapsado o construir un viaducto alterno. El gobierno no ha fijado una fecha para reabrir la autopista, ni siquiera parcialmente.

Más de 3 mil usuarios diarios se han visto afectados, principalmente transportistas, comerciantes y turistas que usaban esta ruta para conectar la región del Valle Central de Oaxaca con el Istmo de Tehuantepec. La falta de una vía alterna adecuada incrementa costos, tiempos de traslado y riesgos de accidentes.

Entre junio y octubre de 2025, las pérdidas por inactividad oscilan entre 737 y mil 130 millones de pesos. Si el cierre se extiende hasta 2026, como prevé la SICT, el costo podría superar los siete mil millones de pesos, comprometiendo el desarrollo del sureste mexicano.

En total, el país —los contribuyentes— podrían perder entre 3 mil 137 y 4 mil 665 millones de pesos por el abandono de esta infraestructura en solo cuatro meses. El daño económico se amplifica por la importancia estratégica del corredor para el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT).

El túnel “El Tornillo”, considerado una de las secciones más complejas del proyecto, atraviesa una zona de alta sismicidad. Los especialistas habían advertido sobre la necesidad de reforzar su estructura y drenaje, pero los trabajos no se realizaron antes del colapso.

La autopista Mitla-Tehuantepec tiene una longitud de 169.5 kilómetros y representó una inversión total de 42 mil 752 millones de pesos, según datos de la SICT y del Fondo Nacional de Infraestructura (FONADIN). Fue construida por Grupo Carso tras 18 años de retrasos, sobrecostos y controversias.

El costo por kilómetro alcanzó los 252 millones de pesos, cifra muy superior al promedio nacional de 150 millones. La topografía montañosa y los túneles incrementaron el gasto, pero los resultados actuales muestran una infraestructura frágil y una planeación deficiente.

La obra, que debía simbolizar el desarrollo del sureste, se ha convertido en un monumento al desperdicio público. Tras la inauguración, no se asignaron fondos de contingencia ni se constituyó un fondo de emergencia para atender siniestros, como recomienda la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

Los empresarios oaxaqueños advierten que el cierre de la autopista afecta el turismo, el comercio regional y el transporte de mercancías hacia el Istmo. Hoteles, gasolineras y restaurantes instalados en el tramo carretero permanecen vacíos, con pérdidas diarias que comprometen cientos de empleos.

 

Los habitantes de comunidades cercanas denuncian abandono total. No hay presencia de autoridades ni obras visibles. El acceso está bloqueado con montículos de tierra y cintas amarillas. Los pobladores temen que el derrumbe se agrave durante la presente temporada de lluvias.

El caso de la Mitla-Tehuantepec revela la fragilidad de las grandes obras federales frente a desastres naturales y la falta de previsión presupuestal. También exhibe la ineficacia institucional para responder con rapidez ante emergencias que paralizan la economía regional.

Hoy, a casi cuatro meses del colapso, la supercarretera permanece como un corredor fantasma. Sin servicios, sin mantenimiento y sin fecha de reapertura, el túnel “El Tornillo” simboliza la distancia entre los discursos de modernización y la realidad del abandono en Oaxaca y el sureste mexicano.

 

 

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