CONTRAFUEGO … Columna del periodista Aurelio Ramos Méndez – mayo 23

Elecciones, ¿gobernadores en venta?

Con escaso interés para los ciudadanos comunes e incluso para los dirigentes del sector opositor se acerca a su punto más álgido el proceso para la renovación de seis gubernaturas, dentro de sólo dos semanas. Avanza tan desangelado que el foco de atracción política ya se movió hacia objetivos más llamativos.

Se movió hacia cuáles de los seis gobernadores de los estados donde habrá elecciones serán cooptados o comprados, o mejor –seamos claros– cuáles se venderán al gobierno federal para robustecerlo rumbo al 2024.

La atención se ha centrado, asimismo, en si el presidente López Obrador logrará que el Movimiento Ciudadano abandone su indefinible centrismo y, en cambio, honre su declarada condición de izquierda y se sume a la 4T.

Las contiendas del 5 de junio revisten para los partidos un interés muy relativo, entre otras cosas porque han sido predecibles desde su inicio. 

Con una oposición virtualmente inexistente, Morena y sus aliados se alzarán con todo, o casi todo.

Añádase el que no están en juego los gobiernos de las entidades demográficamente más grandes y, por consiguiente, electoralmente más importantes. Como son el Estado de México, la capital del país, Jalisco, Veracruz o Puebla.

La pelea es por Aguascalientes, Quintana Roo y Durango, con padrones más bien ralos, y por Hidalgo, Oaxaca y Tamaulipas, que tienen en cada caso 2.1, 2.6 y 2.7 millones de electores, sin figurar entre las entidades con los listados más abultados.

Una lectura superficial y cautelosa, pero sin sesgos, de las encuestas –esas herramientas que no reflejan la realidad, sino que la alteran con intención de influir– indica lo siguiente:

Morena triunfará sin agobiarse en Oaxaca, Hidalgo, Tamaulipas y Durango, mientras que el Verde ganará Quintana Roo y la alianza PAN-PRI-PRD, echando el bofe, se llevará Aguascalientes.

Con la batalla venidera pasó lo que en el estadio cuando el partido está de bostezo: los espectadores ya trasladaron su mirada de la cancha a las gradas.

El sesudo y caro analista Carlos Loret de Mola, para quien el rechazo a la reforma eléctrica dizque mostró un bloque opositor consolidado, asegura que Amlo ha enfocado sus coqueteos políticos hacia las gubernaturas, con afanes de corromper a los insobornables mandatarios de oposición.

Les ofrecerá huesos como los consulados y embajadas asignadas a Quirino Ordaz Coppel, Carlos Miguel Aysa y Claudia Pavlovich.

Según el ricachón periodista, Morena se ha coludido con los priistas Omar Fayad y Alejandro Murat, quienes –advierte—el día de las votaciones ofrecerán un espectáculo de paramnesia, reeditarán su colaboracionismo con Morena, ya visto en 2021.

Y como en el terreno de la política el Jefe del Ejecutivo federal no corre sino que vuela, está abocado –sostiene Loret—a aplicar la misma táctica de compra con los panistas Mauricio Kuri y Mauricio Vila.

El lanudo comunicador aclaró que los gobernadores son susceptibles de coerción por el gobierno federal –cualquiera que sea el color partidista de éste– debido a su dependencia presupuestal, establecida en las leyes. Aseveración con la cual el brillante análisis devino un revoltijo. 

No queda claro si los gobernadores son cooptados por simple afinidad ideológica o simpatía política, sobornados con chambas, víctimas de coerción o chantaje, o de plano comprados y rentados con dinero contante y sonante. O, todo junto.

Ni por error mencionó Loret la posibilidad de que no sea el malvado Peje quien pervierte a los gobernantes estatales, sino que estos se venden alegre y voluntariamente.

Que de estos políticos puede decirse –como en el tango Margot—“vos rodaste por tu cuenta y no fue inocentemente”.

Si un gobernador se le rebela al Presidente –ilustró el patiño de Brozo y empleado de Silvano Aureoles y Roberto Madrazo–, la Federación lo castiga por la vía del dinero, pues para que pueda ser de otro modo “lo que se requiere es mucho valor, y no todos lo tienen”.

O sea, que –según el criterio del ex conductor estrella de Televisa– Francisco Cabeza de Vaca, Martín Orozco, José Rosas Aispuro y Carlos Joaquín González, así como Murat y Fayad no sólo son venales, sino además cobardes. “¡Tras de cotudo, paperas!”.

Los mandatarios con quienes el tabasqueño coquetea han sido amables -asegura Loret–, a diferencia del dirigente del MC, Dante Delgado, y del coordinador parlamentario de esta formación, Jorge Álvarez Máynez, quienes han opuesto gran resistencia a los intentos de reclutamiento morenista.

Es falso. La selección de candidato presidencial ha fracturado al partido naranja, circunstancia que intentan aprovechar el Presidente y los dirigentes de Morena, a quienes –ya es axiomático— tampoco los incomodan las malas compañías.

Si la cúpula de Morena ya anda del brazo y por la calle con los gerentes del Verde, es porque ya perdió la vergüenza.

Por lo mismo, ahora se afana en convencer a Dante para que abandone el ciertamente vagaroso y estéril centro político, que hace rato pasó de moda porque nadie logró saber bien a bien qué significa.

Equidistante de la izquierda y la derecha, el centro –afirman politólogos—todo el mundo sabe lo que no es –ni derecha ni izquierda–, pero nadie sabe lo que sí es.

En el mundo entero, el tibio centro, que no es ni chicha ni limonada y para el cual siempre cabe la posibilidad de que una mujer esté medio embarazada, no ha pasado de ser un legitimador de la derecha, y en contadas ocasiones de la izquierda.

En todo caso, actúa siempre como palafrenero porque carece de vocación para ejercer por sí mismo el poder.

Semejante mediocridad, no obstante, la pregunta es si logrará el de Macuspana que el MC, autodefinido de centro-izquierda, podrá hacer valer la segunda parte de esta ecuación, su condición de izquierda.

El partido de Dante porta el ADN del PRI y sus documentos básicos lo acercan de manera declarativa al PRD de los mejores tiempos. Pero, ¿qué tiene de común con el PAN? 

¿Desde cuándo la socialdemocracia, que en teoría enarbola, busca adelgazar el Estado hasta hacerlo desaparecer, y privilegia lo privado sobre lo público?

BRASAS

Cunden las elucubraciones en torno a qué le debe el Presidente López Obrador al Fiscal Alejandro Gertz Manero.

O, de qué tamaño es la complicidad entre ambos, hasta el punto de que el mandatario nomás no puede separar a Gertz del cargo, a pesar de su escandaloso desempeño.

El titular de la FGR ya perdió en primera instancia el pugilato que trabó con el exconsejero jurídico Julio Scherer. Pero anunció que escalará judicialmente el pleito.

Lo cual significa que seguirá el abandono de las funciones de la Fiscalía, porque el titular continuará distraído en asuntos personales.

La situación no deja resquicio alguno a la duda: Gertz tiene prendido a Amlo de su parte más vulnerable.

Sólo así se explica que, sin resultados visibles en el combate a la corrupción y en general en sus funciones de fiscalización y control, y en pugnas con otros ámbitos de gobierno, el fiscal sigue inamovible en su puesto.

¡Ya va siendo hora de que tomen cartas en el asunto otros poderes del Estado, instituciones y ramas de la administración!

A menos, claro, de que se pretenda darles la razón a quienes hablan de una grave desinstitucionalización del país.

Si es falso que el Presidente ha centralizado por completo el poder y si a despecho de lo que sostienen sus adversarios las instituciones y los contrapesos funcionan, Gertz tendrá que ser echado del cargo.

La FGR no puede seguir enfrascada en campales con funcionarios, ex funcionarios, reos, parientes, abogados, banqueros, empresarios…

En el caso Scherer, Gertz advirtió que irá contra la Unidad de Inteligencia Financiera, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, el Poder Judicial y hasta la propia FGR. ¿Consentirá el Presidente semejante estropicio?

¿Se pondrá la 4T a bailar la sabrosa guaracha Burundanga, aquella en que Songo le dio a Borondongo y éste le pegó a Bernabé, quien a su vez le pegó a Muchilanga?

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Con el pie izquierdo arrancó Eugenio Derbez su campaña para tratar de emular al ucraniano Volodimir Zelensky y al guatemalteco Jimmy Morales, y saltar del humorismo a la Presidencia de la República.

Suena horrible, pero no es guasa.

El jactancioso comediante declaró –como tratando de llamar la atención del gran elector Claudio X. González—que, si se lo propusiera, “sería un gran opositor”. 

«Si yo opinara, no sabes las cosas que se me ocurren, y las respuestas que se me ocurren, con humor, ingeniosas… De veras, si lo intentara, sería un gran opositor”, dijo.

Y que, si bien ha hecho videos contra el Tren Maya, no es un adversario del gobierno, aunque, como resultado de esta postura, ha recibido críticas y “nunca me he sentido tan amenazado”.

El cómico añadió, como mostrando espolones de presidenciable: “Lo único que quiero es que mi país esté mejor”.

También –mentiroso contumaz– declaró que producto de su oposición al Tren Maya fue vetado por Televisa. Lo puso en su lugar su expatrón, Emilio Azcárraga.

Dijo el empresario que no hay tal veto y que en realidad Derbez está enojado porque quiere quedarse con los derechos de los personajes del programa La Familia Peluche.

Cosas de dinero no de defensa de la Patria.

Desactivada su oposición al Tren Maya por un alud de sólidos argumentos del gobierno y exhibido su apetito por los morlacos, Derbez se echó a la alberca de la demagogia electoral: 

Los mexicanos, dijo con tono de típico político logrero, «estamos enojados porque sales y te asaltan; porque no tienes una ley que te proteja; porque no tienes a nadie que te respalde; porque la economía está mal; porque hay tantos problemas que la gente está claramente enojada».

Como para preguntarle a Derbez: “¿Qué te pasa, tejón de coladera?”

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En mal momento se conoció en video el intento de extorsión del periodista Arturo Rueda al priista Jorge Estefan Chidiac.

Explotó cuando crece el número de asesinatos de integrantes del gremio periodístico, que tradicionalmente no ha sido el estamento más apreciado por la sociedad.

Rueda es director en Puebla del periódico Cambio y fue videograbado mientras le exigía a Chidiac la friolera de 10 millones de pesos para evitar la publicación de información letal para la carrera política de éste. 

El asunto reviste gran trascendencia, pues Cambio es una empresa entre cuyos cuatro accionistas está el coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, quien a su vez sostiene pleitos con números políticos de la tierra del camote.

Al parecer Mier es ajeno a las andanzas de Rueda, pero su balconeo de algún modo exhibe de manera tan generalizada como injusta al gremio periodístico. 

El ciudadano común tiene razones en apariencia fundadas para pensar que todos los periodistas son alverjas de la misma vaina.  

Chidiac, quien según todos los indicios grabó a Rueda hace siete años con apoyo de organismos de inteligencia, tiene a su vez conflictos personales graves, entre otras acusaciones de violencia de intrafamiliar.

A propósito de este escándalo y de la exhumación de antiguos casos de corrupción, el oaxaqueño Heladio Ramírez López bien podría desempolvar un intento de extorsión del cual estuvo a punto de ser víctima hace cuatro décadas.

Podría contarnos, por ejemplo, cuántas toneladas de varilla le exigió un columnista tabasqueño, integrante de una famosa y muy influyente dinastía, por aquellos días abocada a la construcción del edificio de un periódico que a la postre resultó de muy breve vida.

Valdría la pena conocer la historia, si se repara en que miembros de la aludida dinastía son en la actualidad abiertos defensores de su paisano López Obrador y de la 4T.

RESCOLDOS

Lo dicho: Estados Unidos ya perdió el pulso que trabó con los países latinoamericanos, previo a la novena Cumbre de las Américas. La administración Biden ya tomó un conjunto de medidas en materia petrolera y de migración para distender su relación con Cuba y Venezuela. Y en una de esas, hasta podría cursarles, así sea a regañadientes, elegantes invitaciones a los presidentes Maduro y Díaz Canel. Veremos… 

aurelio.contrafuego@gmail.com

 

 

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